Este blog nació hace ya más de cuatro años. Fue fruto de una fiebre que pudo terminar en tragedia (qué me gusta esta expresión)
y ha terminado siendo parte de mí. Mi intención inicial tiene ya poco que ver
con la actual pero si en todo este tiempo no hubiera habido cambios,
habría suficientes razones para pensar que algo estoy haciendo mal.
Contando mi historia y mi experiencia busco haceros pensar.
Intento mostraros otras realidades que he conocido tanto o más válidas que la nuestra. Pretendo
desmitificar y quitar vendas absurdas que desde pequeños nos han estado
poniendo, en contra de países vecinos, para mantenernos a cada uno en nuestro
sitio y que la gente no sea capaz de tener opinión por si misma. Desde mi pequeña ventana quiero
compartir lo que en estos últimos años he vivido, he visto y he
sentido. ¡Y que no decaiga!
Es cierto que, al final, sólo somos lo que hemos vivido y no lo que nos han contado. Pero si nunca hemos oído hablar de algo, ni siquiera podemos saber que existe. Así que deseo, de verdad de la buena, que la sociedad empiece a ver más allá de su ombligo para que así podamos decir que verdaderamente ha evolucionado. Hasta que eso no ocurra, sintiéndolo mucho, la evolución no será total. Es evidente que no voy a cambiar el mundo, pero si logro hacer que el mío sea un poco mejor habrá merecido la pena. Y de eso se trata ¿no?
Es cierto que, al final, sólo somos lo que hemos vivido y no lo que nos han contado. Pero si nunca hemos oído hablar de algo, ni siquiera podemos saber que existe. Así que deseo, de verdad de la buena, que la sociedad empiece a ver más allá de su ombligo para que así podamos decir que verdaderamente ha evolucionado. Hasta que eso no ocurra, sintiéndolo mucho, la evolución no será total. Es evidente que no voy a cambiar el mundo, pero si logro hacer que el mío sea un poco mejor habrá merecido la pena. Y de eso se trata ¿no?
Esa es mi lucha. Pero mi lucha, en realidad, no es mía.
Dejando a un lado los problemas comunes a todos los seres humanos, que en
ningún caso se pueden evitar, no puedo decir que en mi vida haya encontrado
grandes barreras u obstáculos. Habiendo visto lo que he visto, que es sólo la
mínima parte de lo que espero ver en mi vida, no tengo la poca vergüenza de
decir que mis problemas son problemas. Porque no sería justo. Mi lucha es, en definitiva, la lucha de
millones y millones de personas que no han tenido la suerte que tú y yo hemos
tenido. Quiero dar voz a personas que ya no la tienen. Bien porque, después de
tantos años, la han perdido. O porque se la han censurado. O porque su dolor y
sus ganas de proteger su identidad y su dignidad son más fuertes que su rabia.
O porque viven en unos países en los que ser coherente y asumir las posibles
consecuencias de tus palabras tiene un precio demasiado alto.
Aunque últimamente parezca que nos intentan demostrar lo
contrario, vivimos en un país libre y no valoramos como deberíamos la libertad
que tenemos al hacer cosas tan cotidianas como decidir, opinar y poder ser
responsables de lo que decimos y opinamos. Por suerte, aún hoy existen personas
como Omnia Nur, una joven marroquí que reside en España. Lo hace desde que era
una niña y su experiencia le ha permitido comprobar que las desigualdades que
vivía en su país de origen, donde
conviven chabolas con barrios de lujo, no son patrimonio marroquí.
Una mujer valiente, con una lucha comprometida que nace de
la necesidad de cambiarlo todo. Una historia y un mensaje en primera persona que
merece y debe ser escuchado. Algunos parece que creen que estas cosas sólo pasan en
las películas, en las series, en los reportajes de televisión o en los
documentales. Pero no, señores. No. Son historias de hoy en día, tan reales
como que tú estás ahí leyéndome ahora mismo. Son historias de la gente que nos
rodea pero que no interesa que sepamos, no vaya a ser que tengan razón y se líe
parda. Si todavía te importa un poco el mundo en el que vives, no dejes de
visitar el blog de Omnia Nur: Palabras del Magreb. No dejes de abrir los ojos a
la realidad.
"Mi abuela Amina, analfabeta y de clase humilde, vivió la humillación en la época en la que España ocupaba parte de su país, cuando un policía español entró a su casa, la echó de la mesa, se sentó y se comió la comida de ella y la de sus hijos. Al terminar, tiró los restos al suelo y se fue. Mi abuela vivió el engaño, el desprecio y la esclavitud que ejercieron unos y otros sobre el pueblo marroquí.
Hoy es la monarquía alauí, junto con las familias poderosas del país, quien pisotea a los ciudadanos más humildes. Ella lo tiene claro y sabe de dónde procede la corrupción, tanto aquí como al otro lado del estrecho. Repite siempre: 'Ellos se comen nuestra comida y a nosotros nos tiran las migajas. Nos echaron de nuestro país y nos obligaron a emigrar para quedarse con nuestras riquezas."
Qué cosas, ¿no? Quién nos iba a decir a nosotros cuando estábamos en lo más alto de la ola, hace no tantos años, que los más jóvenes nos íbamos a terminar sintiendo identificados con historias que ocurren a muy pocas olas al sur de nuestro querido hogar...
Si quieres que tu historia también aparezca por aquí sólo tienes que pedirlo. Ponte en contacto conmigo e intentemos entre todos, desde nuestra experiencia personal, transmitir la realidad, buena y menos buena, de Marruecos.
Si quieres que tu historia también aparezca por aquí sólo tienes que pedirlo. Ponte en contacto conmigo e intentemos entre todos, desde nuestra experiencia personal, transmitir la realidad, buena y menos buena, de Marruecos.
cierto y lo mas triste esq la mayoria dejara este mundo sin saberlo, eso si q da lastima
ResponderEliminarJajaja, tranquila, que quienes nos gobiernan engordan de la comida de los de fuera y de los de aquí. Si le sirve de consuelo a tu amiga (aunque mal de muchos ya se sabe...), la policía de no se comporta mucho mejor con los nacionales (ahí tienes a ese empresario de barna asesinado a hostias en plena calle). Aunque la verdad, las auténticas atrocidades quienes más las padecen son los extranjeros. Tienen ese sentimiento de superioridad como el que has visto en los ingleses, pero multiplicado por cien: si no eres "compañero", no vales ni la mierda que se pega al zapato.
ResponderEliminarPor otra parte, voy a llevarte la contraria en una cosa (es mi seña natural). No creo que como dices tu lucha sea diferente a la suya, desde el momento que la compartes y te duele (porque no creas que eres la única que ve sus problemas, otra cosa es que a mucha gente le resbale) ya forma parte de ti. No te afecta esa censura y abusos que denuncias en el sentido de no haberlos padecido directamente, aunque como sigas por ese camino los sufrirás, pero sí como una ciudadana demócrata comprometida con la igualdad y libertad de toda la sociedad.
He leído tres o cuatro entradas tuyas y me han gustado todas. Te has ganado otro seguidor :-)
Mas claro imposible
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