23 de septiembre de 2014

MI COÑO

Artículo escrito por Diana López Valera para su blog 'Suspenso en religión'.

"Es bastante probable que a simple vista parezca que tengo un coño normal: tiene sus labios (internos y externos), su clítoris justo encima, su vagina en medio, su vello púbico (más del que me gustaría)… absolutamente nada con lo que sorprender al personal (con el gustazo que tiene que dar ser hermafrodita). Pero, desde mi punto de vista, mi coño tiene una particularidad bestial: es mío, y yo decido lo que entra y lo que sale de él.

Cuando una mujer es consciente de su sexualidad y de su cuerpo, que no es ni más ni menos que una parte importantísima de su vida, sabrá qué tiene que hacer con su coño. Del mismo modo en que aprendimos a no meter los dedos en los enchufes (sinceramente, no conozco ningún caso de muerte por choque eléctrico) o a no echar las piernas a la vía del tren, sabemos lo que hacer con nuestros órganos sexuales. Cualquier mujer inteligente, que sepa utilizar sus manos y sus piernas y alimentarse solita sabrá cómo utilizar su coño. Las mujeres, señor Ministro, no somos deficientes por defecto. Puede que usted haya tenido malas experiencias, pero le advierto que abusar de una persona deficiente no está bien visto. Ni siquiera en España.



Dicho esto, yo me considero una mujer competente, autónoma y lo suficientemente adulta como para saber si quiero procrear o no. Del mismo modo, considero que absolutamente todas las mujeres que conozco y con las que tengo relación: mis amigas, mis compañeras de trabajo, la dependienta del Zara, la de la gasolinera, la contable de mi padre, mi madre o mis cuñadas, están sobradamente capacitadas para saber qué hacer con sus respectivos coños. Lo cual, además, no deja de ser una decisión personal que de ninguna manera me afecta a mí. Bastante trabajo me da el mío (depilaciones, citologías, menstruaciones…) cómo para preocuparme del de la vecina.

Pero partiendo cómo partimos del principio de que la inmensa mayoría de la población española es medianamente inteligente me pregunto yo qué coño –con perdón- le importará a usted señor Ministro, a la Iglesia y a la panda de fachas que pasean carteles asquerosos mientras defienden guerras que matan a niños (de los carne y hueso), lo que sale de MI COÑO.


Porque yo follo con quien quiero, Alberto. Y cómo quiero. Como soy una mujer inteligente, utilizo métodos de anticoncepción que, dicho sea de paso, son una barrera contra las indeseables enfermedades de trasmisión sexual. Sepa también que prácticamente ningún hombre – inteligente, a mi entender - con el que me he acostado se negaría a tener sexo sin protección la primera noche. Y que algunos hombres –inteligentes, por supuesto -, lo pidieron expresamente. Si yo, nublada por el calentamiento o por el amor que sentía hacia esa persona, hubiese cedido y hubiese aceptado mantener relaciones sin preservativo quizá me hubiese quedado embarazada. Quizá también me podría haber quedado embarazada con mi pareja, por haber jugado algún día más de la cuenta –las relaciones son un juego de dos, a mí la masturbación no suele embarazarme-, porque falló el método anticonceptivo –fallan, se lo aseguro- o porque esa persona me obligó a hacerlo. Afortunadamente, a mí no me ha pasado. Pero si me hubiese pasado, yo, mujer inteligente, hubiese querido abortar.

¿Sabe por qué? Tengo 27 años, he estudiado, soy profesional y NO quiero ser madre en estos momentos. Además, creo que tengo derecho a equivocarme como usted y como alguno de sus cuatro hijos, que, seguro, alguna vez debieron de haber practicado sexo sin haber convertido ese polvo en un ser humano.

Tengo derecho a abortar sin ser estigmatizada por ello y a hacerlo en las condiciones médico-sanitarias que se esperan de un país europeo en el año 2014. Tengo derecho a no joderme la vida porque un día algo salió mal y ni usted, ni mis padres, ni un cura, ni un psiquiatra ni el mismísimo Dios aparecido en la Tierra pueden negarme mi derecho a decidir lo que sale de MI coño.


Porque entonces, cuando yo y otras mujeres demos a luz, y en el hipotético caso de que todo saliese bien, tendrían usted y su gobierno que hacerse cargo de todos los hijos no deseados que llevan mala vida porque sus padres simplemente, no estaban preparados. O no podían darle un hogar. O no se conocían casi entre ellos. O no podían alimentarlos correctamente, o comprarles sus medicinas. Cosa, que, como bien sabrá, pasa cada día en España. Una nación que tiene el vergonzoso honor de tener a casi un 30 por ciento de la población infantil viviendo bajo el umbral de la pobreza, sólo por detrás de Bulgaria y Rumanía en el conjunto de los 27 países de la Unión Europea.

¿Sabe usted, señor Ministro, cuántos niños hay tirados ahora mismo en las calles de España? ¿O sin calefacción? ¿Y sabe los que comen todos los días lo mismo? ¿Se ha preocupado de conocer a aquellos que llevan los zapatos rotos al colegio? ¿Y a los que no han podido comprar un abrigo este año? ¿No le dan pena? A mí, sí. Lo que no me da pena es un embrión de pocas semanas que, sintiéndolo mucho señor Ministro, ni siente ni padece y que, efectivamente, podría convertirse en algo mucho más importante y entonces sí –y no antes- merecería toda su atención y la de su gobierno. Mientras tanto, amantes como son de la vida, deberían de preocuparse de que yo y el resto de las mujeres de este país tengamos una vida digna, estemos sanas y traigamos hijos deseados al mundo que tendremos que cuidar, inteligentemente, el resto de nuestras vidas.


A veces cuando lo escucho, señor Ministro, me hace sentir usted como mi gata. Le contaré que he tenido que esterilizarla porque la pobre no dejaba de traer hijos al mundo que no podía mantener, ni yo tampoco. Ella, simplemente, se acostaba con varones sin saber lo que hacía ni sus consecuencias. Tuvo dos partos múltiples. Como mi gata es un animal, si yo hubiese querido habría abandonado a todas esas crías, o las habría matado –qué más da, son gatos- Pero no hice eso, me preocupé de cuidar a cada uno de esos gatitos y de buscarles un hogar donde los quisiesen. Me preocupé, además, de llevar a mi gata al veterinario cuando enfermó después del parto –y de pagarlo-. Y después, me responsabilicé de que mi preciosa gata no volviese a quedarse embarazada otra vez. Porque no me gusta abandonar a los animales. Y menos, a las personas. Ojalá ustedes cuidasen a las ciudadanas de este país tanto como yo a mi gata.

18 de septiembre de 2014

ME SACAN LOS COLORES

Ya he comentado muchas veces que recibir e-mails bonitos a través del blog, de gente que no conozco, me hace muchísima ilusión. Pero algunas como Laura Ronda llegan donde nunca pensé que llegaría un desconocido y, con libros de regalo y cartas como esta, directamente consiguen sacarme los colores.

"Querida Carlota Miranda (tienes nombre de escritora),
En agradecimiento a todo lo que con el mundo compartes: tus sentimientos, vivencias e ilusiones. Por ser "poeta de guardia" e invertir tiempo en que nosotros leamos - te leamos - te regalo este librito, que para mí es más que un libro. Es un compañero, un descubrimiento y, a veces, una manera de vivir y de ver el mundo.
Gloria Fuertes, al igual que tú, fue también una persona incomprendida y criticada. Esta poesía "invisible" sólo existe para el que verdaderamente la ama y adora. No dejes de escribir nunca, Carlota, y haz que lo "invisible" brille con luz propia. Por favor. Porque tú brillas y eso no debes olvidarlo jamás.  
(...) Sentía la necesidad de decirte todo esto, hacía muchísimo tiempo que no veía tanta luz entre tanta nube.
Un abrazo enorme desde Bilbao.
Laura"

16 de septiembre de 2014

VIOLENCIA JUSTIFICADA

Este, este. Este es uno de los problemas más graves en la sociedad marroquí, si no el que más. Por todo lo que significa, todo lo que implica y todo lo que conlleva. Analfabetismo y patriarcado como forma de vida; terribles bombas de relojería.


[El 63% de las mujeres marroquíes piensa que la violencia conyugal está justificada.]

http://www.yabiladi.com/articles/details/29384/femmes-marocaines-pensent-violence-conjugale.html

14 de septiembre de 2014

HE HECHO UN DESCUBRIMIENTO

¡Mirad lo que escribió Aarón Guerra - un joven de tan sólo 17 años - hace unas semanas en su blog!


"He hecho un descubrimiento. 
Han pasado varios meses desde que descubrí uno de los blogs que más me gustan: no es nada personal de Carlota Miranda. Carlota es una ingeniera burgalesa, que estando de au-pair en Londres decidió cambiar su vida y mudarse a Rabat. La verdad es que su historia me parece fascinante. Creo que su historia es un claro ejemplo de lo que se debe hacer: siempre hacer lo que te haga feliz. 
Este blog ha conseguido clavarme la espina de ir a Marruecos. Y ahora lo que me gustaría es visitarlo. Aunque por ahora no haya posibilidades económicas como para llevar a cabo el plan… Sueño con que eso cambie y pueda ir. 
(...)

No voy a negar el hecho de haber pensado durante algún tiempo lo mismo que todas aquellas personas ignorantes que opinan de esa forma. Pero este blog me ha hecho creer en algo. Creer que debo darle una oportunidad al país, tanto para conocer el territorio como a su gente."

¿Veis? Siempre hay razones para seguir creyendo y alimentando la ilusión :) 

13 de septiembre de 2014

ESTAMOS HARTAS

Si es cuestión de confesar… cada vez se me hace más difícil seguir adelante con este blog. Soy incapaz de enumerar la cantidad de cosas buenas que he conseguido y he vivido gracias a él, la cantidad de comentarios increíbles que me llegan, la cantidad de personas increíbles que he conocido…

Pero llega un punto que me canso. Me canso de tener que leer barbaridades cada día. Me canso de todos los que nos juzgan – a mí y a todas las amantes de Marruecos – por una simple frase malentendida. Nos cansamos de tener que explicar cosas que caen de cajón. Nos cansamos de que ni un solo comentario negativo sea capaz ni siquiera de inventarse un nombre para dar la cara.

Nos aburre profundamente estar todo el día justificándonos y nos agota intentar dialogar con gente que nunca aprendió a escuchar.


Estamos hartas de que se nos trate como ignorantes por ser amantes de un país musulmán. Hartas de callarnos la verdad para que no nos traten como a locas. Hartas de esconder a quienes nos hacen felices para no aguantar tonterías. Hartas de ocultar experiencias que nos han cambiado la vida para no ver gestos raros. Hartas de ir por la calle con gente magrebí y que se nos mire con cara de ‘Pobre gilipollas, ya le han comido la cabeza…’ Hartas de que hablen en árabe - que para algo es su idioma - y les fulminen con la mirada, como si tuvieran que pedir permiso para estar en la calle, respirando el mismo aire. Hartas de ser tratadas como estúpidas por defender parte de una cultura que nos apasiona. Hartas de intentar encender una luz donde todo está tan oscuro. Hartas de las faltas de respeto gratuitas. Hartas de que nos den lecciones de vida personas que no tienen vida. Hartas de no hablar para no escuchar sandeces de los que no callan ni a tiros. Hartas de la frase "todo el día rodeada de moros, qué asco". Hartas. ¿Me escuchas? HARTAS.

¿Por qué importa tanto el destino y no el viaje? ¿Por qué cuesta tanto dejar de lado la hipocresía, el racismo y el clasismo? ¿Por qué es tan complicado entender que otras formas de vivir son posibles? ¿Por qué cuanto más vacío se tiene el corazón más empeño se pone en llenar el de los demás? ¿Por qué molesta de esta manera tan enfermiza que otras personas sean felices? ¿Por qué nos creemos con el derecho a decirle a otra persona cuál es la receta de la felicidad? ¿Por qué precisamente los más infelices son los que más hablan de sus ingredientes? ¿A quién hacemos daño y por qué? ¿A quién molestamos y por qué?

He escuchado y compartido ya demasiadas historias de jóvenes - y no tan jóvenes - que viven inventado excusas, callando vivencias y ocultando experiencias brutales sólo para no molestar a los que las rodean... No tenemos que agachar la cabeza por haber encontrado nuestro sitio. No tenemos que callar cada vez que alguien nos diga lo que está bien y lo que no. No tenemos porqué aguantar ataques y salidas de tono sin fundamento. Si sabemos lo que somos, sabemos lo que tenemos y sabemos lo que nos merecemos... ¿por qué damos importancia a gente que no nos apoya en lo que creemos? ¿Por qué le rendimos cuentas a personas a las que no le debemos nada?

9 de septiembre de 2014

CARTA A UN JOVEN ESPAÑOL DESEMPLEADO

“A los jóvenes españoles: quizá no tienen trabajo pero, sin deudas ni obligaciones, poseen la libertad.” — Joan Tubau

"Querido amigo:

Quizá no tengas trabajo, ni un apartamento de dos dormitorios en el centro de Madrid, ni un Volkswagen Golf de 5 puertas, pero por fortuna conservas algo mucho más importante que todo eso: tu libertad.

No estoy diciendo que seas un afortunado por estar desempleado. Ni mucho menos. Sé que no es una situación agradable y espero que puedas salir de ella lo antes posible. Lo único que quiero es que seas consciente de que, en estos momentos, tus únicas obligaciones son alimentarte y encontrar un lugar seco y caliente donde dormir cada noche –algo que a lo mejor ya te proporcionan tus padres–, y que mientras estés en esta situación tienes margen de maniobra.


Puedes, por ejemplo, aceptar una oferta de trabajo en cualquier ciudad de España. Puedes invertir los ahorros de tu comunión en empezar un pequeño negocio. Puedes arriesgar. Tienes tiempo de sobra para ello y nada que perder. Puedes empezar un blog. Compartir tus pensamientos y experiencias con el resto del mundo. Demostrar lo que sabes y ayudar a los demás. A lo mejor el día menos pensado te llega una buena oportunidad a tu bandeja de entrada. Puedes currar sirviendo hamburguesas durante 6 meses, ahorrar lo máximo posible e irte a probar suerte en Dublín.

En definitiva: una vez cubiertas tus necesidades primarias, puedes decidir exactamente qué es lo que quieres hacer con tu vida. Tienes ante ti un lienzo en blanco y tú eres el artista principal. Te recuerdo todo esto porque quizá estés tan ocupado buscando trabajo que lo has olvidado, o simplemente no le das mucha importancia. Pero créeme: no todo el mundo tiene tantas opciones.

Ser libre significa que puedes obrar según tu propia voluntad. Que puedes tomar tus propias decisiones sin que nadie te ponga una pistola (metafórica) en la cabeza. Lo contrario de ser libre es ser esclavo. Cuando eres esclavo dejas de ser dueño de tus actos y son otros los que deciden por ti.


La mayoría de adultos que ves por la calle no son tan libres como tú. Algunos encontraron un trabajo con un sueldo mileurista y lo primero que hicieron fue meterse en una hipoteca a 30 años para comprarse una casa. Ahora dependen de su jefe, porque pase lo que pase tienen que pagar al banco a final de mes. Si les echan, empieza la cuenta atrás: deben encontrar otro empleo de lo que sea antes de que se les acabe el finiquito, o si no serán desahuciados y tendrán que dormir debajo de un puente. Por eso no les queda más remedio que aceptar las condiciones que les imponga su empleador, por muy malas que sean. Encadenados a un empleo y a un adosado con jardín, sus opciones se limitan. Ya no es tan fácil reaccionar.

Otros decidieron tener hijos. Ahora están obligados a cuidarles y a pagar todos sus gastos al menos durante los primeros 18-30 años de su vida, porque los hijos no se pueden vender, devolver, ni abandonar. La demanda salarial aumenta cuando hay varias bocas que alimentar y la dependencia de un empleo se vuelve más fuerte todavía. El tiempo es un bien escaso, e intentar empezar cualquier cosa supone sacrificar tu salud o tu vida personal. Dar clases de español en Corea deja de ser una opción cuando tus niños tienen que ir al colegio. Ya no se pueden asumir riesgos. Los experimentos con gaseosa.

Pero tú, al menos por ahora, no estás en esa situación. Sí, es cierto que no tienes trabajo, pero tampoco tienes deudas ni obligaciones de ningún tipo. Nadie a quien rendir cuentas, nadie a quien dar explicaciones. Eres libre, y mientras seas libre siempre podrás reaccionar. Siempre.


Porque tienes opciones. Puedes hacer lo que quieras. Repito: lo que quieras. Desde escribir novelas eróticas de dinosaurios hasta vender calcetines negros de lujo con un chip para identificarlos. Los límites te los marcas tú. El dinero ya no es un problema. Hoy en día puedes conseguirlo casi todo gratis o muy barato. Conocimiento ilimitado en Youtube y Wikipedia, clases gratuitas de las mejores universidades del mundo a través de Coursera, libros prestados en la biblioteca de tu ciudad, vuelos low-cost con Ryan Air y auto-publicación 24 horas gracias a Amazon. Un ordenador portátil y una conexión a Internet son la nueva fábrica.

Porque tienes tiempo. Desde que te levantas hasta que te acuestas, tú y solamente tú decides en qué inviertes cada minuto. 24 horas al día, 168 horas a la semana, 720 horas al mes, 8.760 horas al año.

Porque tienes energía. No estás obligado a compartir tus recursos físicos y mentales con nadie. Están disponible al 100% para tus propios propósitos.

Tienes todo lo que necesitas, y las oportunidades frente a ti son ilimitadas. La pregunta es… ¿Qué vas a hacer con esa libertad? ¿Cómo vas a usar tu tiempo y energía? ¿Vas a dedicarte a poner excusas, quejarte y esperar a que alguien te venga a salvar, o vas a actuar, perseguir esas opciones e intentarlo una y otra vez hasta que tengas éxito?



Hay gente que no es libre de elegir, pero tú sí. Aprovéchalo.

Un fuerte abrazo y mucha suerte.
Ángel.-

PD: Soy consciente de que hay casos y casos. Hay jóvenes que están en situaciones familiares muy complicadas y que no tienen esa libertad de la que hablo. Desde aquí les mando todo mi apoyo y les deseo que salgan adelante.

PDD: Abstenerse comentarios relacionados con la defensa/crítica a comprar una casa o tener hijos. El post no va por ahí ni pretende juzgar ninguna de esas dos decisiones. Únicamente intenta que el lector sea consciente de que el no tener esas obligaciones tiene algunas ventajas, y que es una buena idea aprovecharlas mientras duren."


Artículo de Ángel Alegre en 'Vivir al máximo.'