Capítulo 1: Encantado de conocerte, Osama.
¿Por dónde ibamos? Ah, sí! Después de que los soviéticos se retiraran de Afganistán, Bin Laden quiso regresar a su tierra natal, Arabia Saudí. Pero allí, muy pronto, sus ideas extremistas le hicieron romper la estrecha relación de amistad que tenía desde hace muchos años con la Familia Real de ese país.
En 1990 Irak invadió Kuwait, país fronterizo con Arabia Saudí. El país que vio nacer a Bin Laden sentía esa acción como una posible amenaza para su tierra y el gobierno saudí decidió pedir ayuda a Estados Unidos. Pero a Bin Laden no le hizo ni pizca de gracia ya que consideraba que eso era pactar con los infieles. Para él, y para muchos otros, la península arábiga es la tierra más santa del mundo y no podían permitir que un infiel pusiera un pie allí. Y mucho menos para proteger los intereses americanos, considerados malvados.
Bin Laden mantenía que USA sólo buscaba proteger sus intereses económicos unidos al petróleo árabe. Advirtió en varias ocasiones que si el ejército estadounidense entraba en esas tierras, jamás se marcharía. Y la historia ha demostrado, pensemos lo que pensemos de él, que aquella predicción era más que acertada. Le preocupaba mucho que fueran a utilizar su país como base militar para proteger Israel, el enemigo de gran parte del mundo árabe. Además, estaba en contra de permitir que un país no musulmán atacara una nación musulmana, como era Irak.
Tras lo ocurrido en la guerra de Afganistán, Bin Laden tenía una gran influencia en el pueblo islámico y el gobierno saudí intentó presionarle para acallar sus críticas. Empezaron a verle como una enorme amenaza y se tomaron medidas muy duras contra él. Hasta tal punto que abandonó su país para instalarse en Afganistán desde donde, más tarde, se marcharía a Sudán. Allí consiguió que su voz se convirtiera en una de las más poderosas y radicales de todo el Islam.
Sudán era el lugar perfecto para él. Un país que acababa de sufrir una revolución islámica. Un país muy pobre necesitado de financiación (financiación que Bin Laden proporcionaría fundando varios negocios legales, como empresas de construcción). Un país cuyo nuevo gobierno quería crear un hogar para los musulmanes de todo el mundo, que podrían entrar sin necesidad de visado. Miles de muyahidines entraron en Sudán, así como demasiados presuntos terroristas. Lo justo para un hombre como Bin Laden, vamos...
¿Por dónde ibamos? Ah, sí! Después de que los soviéticos se retiraran de Afganistán, Bin Laden quiso regresar a su tierra natal, Arabia Saudí. Pero allí, muy pronto, sus ideas extremistas le hicieron romper la estrecha relación de amistad que tenía desde hace muchos años con la Familia Real de ese país.
En 1990 Irak invadió Kuwait, país fronterizo con Arabia Saudí. El país que vio nacer a Bin Laden sentía esa acción como una posible amenaza para su tierra y el gobierno saudí decidió pedir ayuda a Estados Unidos. Pero a Bin Laden no le hizo ni pizca de gracia ya que consideraba que eso era pactar con los infieles. Para él, y para muchos otros, la península arábiga es la tierra más santa del mundo y no podían permitir que un infiel pusiera un pie allí. Y mucho menos para proteger los intereses americanos, considerados malvados.
Bin Laden mantenía que USA sólo buscaba proteger sus intereses económicos unidos al petróleo árabe. Advirtió en varias ocasiones que si el ejército estadounidense entraba en esas tierras, jamás se marcharía. Y la historia ha demostrado, pensemos lo que pensemos de él, que aquella predicción era más que acertada. Le preocupaba mucho que fueran a utilizar su país como base militar para proteger Israel, el enemigo de gran parte del mundo árabe. Además, estaba en contra de permitir que un país no musulmán atacara una nación musulmana, como era Irak.
Tras lo ocurrido en la guerra de Afganistán, Bin Laden tenía una gran influencia en el pueblo islámico y el gobierno saudí intentó presionarle para acallar sus críticas. Empezaron a verle como una enorme amenaza y se tomaron medidas muy duras contra él. Hasta tal punto que abandonó su país para instalarse en Afganistán desde donde, más tarde, se marcharía a Sudán. Allí consiguió que su voz se convirtiera en una de las más poderosas y radicales de todo el Islam.
Sudán era el lugar perfecto para él. Un país que acababa de sufrir una revolución islámica. Un país muy pobre necesitado de financiación (financiación que Bin Laden proporcionaría fundando varios negocios legales, como empresas de construcción). Un país cuyo nuevo gobierno quería crear un hogar para los musulmanes de todo el mundo, que podrían entrar sin necesidad de visado. Miles de muyahidines entraron en Sudán, así como demasiados presuntos terroristas. Lo justo para un hombre como Bin Laden, vamos...
Era el lugar perfecto para él. Un país que acababa de sufrir una revolución islámica. Un país muy pobre necesitado de financiación (financiación que Bin Laden proporcionaría fundando varios negocios legales, como empresas de construcción). Un país cuyo nuevo gobierno quería crear un hogar para los musulmanes de todo el mundo, que podrían entrar sin necesidad de visado. Miles de muyahidines entraron en Sudán, así como demasiados presuntos terroristas. Lo justo para un hombre como Bin Laden, vamos...
ResponderEliminarme ha gustado mucho el ultimo parrafo!!!
me ha gustado esta entrada aunque me gustan mucho mas cuando sacas todo el genio y la ira en tus palabras,tienen mucha fuerza.
Se juntaron el hambre con las ganas de comer y claro... luego pasa lo que pasa.
ResponderEliminarPD_ La Historia hay que contarla tal y cómo sucedió, y luego la gente que opine lo que considere según sus ideas. Pero que no cunda el pánico, Hand! Cuando menos te lo esperes volverá a salir la rabia que me come por dentro cuando se habla de ciertos temas! jajajajajaj PALABRA!