25 de noviembre de 2013

LLÁMAME LOCA, PERO YO DE AQUÍ NO ME VOY

Si bien cualquier testimonio de los que me llega creo que merece ser escuchado, los de aquellas jóvenes que no se limitaron a bajar a Marruecos varias veces al año, sino que decidieron hacer de este país su nueva casa, con todo lo que ello conlleva, merecen para mí una atención especial.

Mientas que yo tuve la inmensa suerte de que mudarme a Rabat fue llegar y besar el santo, para otras personas el proceso de adaptación no ha sido tan fácil. Es el caso de María Gómez, una joven de 22 años nacida en Almagro (Ciudad Real).

"Llámame loca, pero yo de aquí no me voy. Eso es lo que pienso cuando me dicen lo loca que estoy por haberme venido a Marruecos yo sola, a la aventura.


Mi historia empezó tan sólo hace un mes y medio. Bajé al moro, a vivir a Rabat, con ciertas expectativas más allá del simple turismo. Y puedo asegurar que mi vida ha dado el mejor de los cambios. Lógicamente, los comienzos no son nada fáciles y si a eso le añades el factor chica jovencica, búsqueda de trabajo, aprendizaje del idioma y Marruecos, pues no te digo más. Pero aquí estoy, orgullosa de decir que aunque ha habido días en los que he pensado abandonar y volverme a casa (y los seguirá habiendo, porque la casa de una sigue siendo lo más sagrado); que aunque a veces me canse, me agobie y patalee por no entender la mayoría de las palabras de una conversación; que aunque me digan que no entienden por qué estudié árabe, por qué estoy aquí y por qué quiero aprender marroquí (darija); y, que aunque me cueste la vida encontrar un trabajo medianamente en condiciones, tengo claro y decidido que yo aquí no me iré tan fácilmente.


Si algo he aprendido en este mes y medio de relativa soledad es a no rendirme, a que si ellos te miran por lo blanquita y guiri que eres, tú los miras a ellos por lo juapos que son (¡ay… los morenos!); que la palabra miedo no existe; que si uno quiere, puede, pero hay que esforzarse; que para aprender una cultura hay que mezclarse con ella; que pasarlo mal no es la solución; que si hoy no te apetece subirte al mundo, acuéstate y mañana lo verás mejor; que si necesitas una semana para atreverte a pedirle un zumo y unas galletas en árabe al de la tienda de abajo, no pasa nada, las cosas llevan su tiempo; que si no te quitas la venda de ignorancia que llevas puesta, así como la llevamos todos, no verás el mundo como es, sino como crees que es; que hacer amigos aquí es mucho más fácil que en ningún otro lado, sólo tienes que darte vidilla y lanzarte; que el que tiene un amigo tiene un ciento.


¡Yallah! Quítate esa venda y abre bien los ojos, pues hasta que no llegue ese momento no apreciarás de verdad lo que es vivir en Marruecos. Déjate enamorar con sus historias sobre la vida. Déjate de libros y diccionarios y vete a tomar un té y a dar un paseo por la medina, en una tarde habrás aprendido más que en horas de clase. Déjate llevar por las calles. Déjate de prejuicios. Empápate de todo lo que te rodea y hazlo tuyo. Que en la convivencia está la existencia. ¡Dima Maghreb!"

Si quieres que tu historia también aparezca por aquí solo tienes que pedirlo. Ponte en contacto conmigo e intentemos entre todos, desde nuestra experiencia personal, transmitir la realidad, buena y menos buena, de Marruecos.

1 comentario:

  1. Uooo qué envidia me das Carlota espero que algún día me toque a mí vivir en Marruecos

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