Una de las cosas que más llama la atención cuando estás en
Marruecos es que la gente, hablando mal y pronto, se pasa ciertas normas por el
forro. Normas hay, pero es que muchas de ellas no se pueden cumplir. Y lo mejor es
que, cuando llevas tiempo viviendo allí, aparece en ti un sentimiento que choca
con tu identidad europea que te obliga a cuestionar y rechazar el hecho de que
en el primer mundo (qué lástima de término) todo esté peligrosamente regulado.
A lo que iba, que en Marruecos la gente pasa de algunas normas sencillamente porque la realidad se impone sobre ellas. El hábito es el que hace la norma y no al contrario. Eso no quiere decir que no existan unas pautas para que haya cierto orden, pero todo el mundo parece entender que lo de saltárselas no es tan grave. La vida diaria de la mayoría de los marroquís ya es bastante jodida como para tener que complicársela más aún aplicando normas. Por eso si, por casualidad, la norma viene bien, bien. Y si no viene bien, no se aplica y punto.
Es muy común, por ejemplo, ver coches con más de 5 personas.
Y familias enteras en moto. A nadie le extraña que sea así y pobre del que quiera ponerse a evitarlo. La gente no se puede
permitir tener un coche propio. Muchísimo menos tener varios. Si no
lo hicieran como lo hacen, no se podrían desplazar juntos, con todo lo que ello conllevaría. Más gasolina, más tiempo, más dinero...
Me encanta intentar comunicarme con cualquiera de por allí
para analizar temas desde puntos de vista diferentes y disfruto mucho hablando
con el taxista de turno o con la señora de la tienda, contándole, por ejemplo, que en España
dentro del bar está prohibido fumar, pero fuera está prohibido beber. O que si
te pilla la policía sin el cinturón de seguridad te pueden poner una multa. O
que, aunque la casa sea de tu propiedad, no puedes construir tantas alturas como quieras,
porque hay que guardar la ‘estética’ del barrio. (Del tema de las parabólicas mejor ni hablamos, porque es mentar a la bicha). Y, aunque cuesta, alguno de
ellos hasta lo llega a comprender. Lo que aún no he conseguido que entienda ninguno es
que tu casa tiene una hipoteca. Es decir, que
tu casa en realidad no es tuya, que la has comprado con un dinero que no tienes
y que nunca has manejado y que un banco te lo ha prestado para que pueda
ser tuya. O para que al menos lo parezca. Y que lo aceptas a cambio de que luego se lo devuelvas junto con unos intereses que, si por lo que sea, no puedes seguir pagando harán que te quedes en la calle. No les cuadra por ningún lado esta idea y, la verdad, ojalá nunca les tenga que cuadrar.
A lo que iba, que en Marruecos la gente pasa de algunas normas sencillamente porque la realidad se impone sobre ellas. El hábito es el que hace la norma y no al contrario. Eso no quiere decir que no existan unas pautas para que haya cierto orden, pero todo el mundo parece entender que lo de saltárselas no es tan grave. La vida diaria de la mayoría de los marroquís ya es bastante jodida como para tener que complicársela más aún aplicando normas. Por eso si, por casualidad, la norma viene bien, bien. Y si no viene bien, no se aplica y punto.
Recuerdo cuando le conté a Amin que en Barcelona nadie en la
estación de buses me quiso poner el móvil a cargar porque están observándoles con cámaras y está prohibido. Porque hay una
máquina que, previo pago, te lo carga. El pobre estaba en shock. O aquella
tarde de primavera en Tetuán. Estábamos en la piscina y le dije al pequeño
Rachid que en España no está permitido lanzarse a la piscina y que, para
poder meterte, te tienes que poner un gorro. Y se rió de mí en mi cara. Además,
como me gusta mucho el from lost to the river como forma de vida, le conté que
un aeropuerto de Dinamarca había limitado a tres minutos el tiempo para
despedirse. Y no sabría bien definir cómo fue la expresión,
pero yo diría que de pena. Pena mora.
Esta foto la hice hace unos meses en Rabat. No es un caso
aislado ni mucho menos, de hecho es el pan de cada día. Pero ponte tú a explicarle
al hombre que no se puede poner a pescar ahí, que mejor vaya a la tienda a
comprar la comida que su chati preparará para sus invitados en la cena de esa noche. O lo que es más
difícil aún, ponte a contarle a los chavales que hoy sábado a 36 grados está prohibido
bañarse. Bueno, ni hoy ni ningún día. Y mucho menos
tirarse de cabeza, que es peligroso. Si fueran unosqueyomesé seguro que te
saldrían con el: "Síííí, ¡no te queda a ti
ni ná!"
En países como Marruecos donde el Estado no existe o donde, mejor
dicho, el Estado es un mero mercenario, a la gente le da igual lo que este pueda
decir - de hecho ni se han planteado cierto temas. Si no sólo no le soluciona ningún problema de su día a día, sino que le genera muchos más de los que ya tiene, ¿por qué han de
cumplir las normas que se quieren imponer? ¡Tururú! Y creo que me alegra saber
que en España, por la situación que estamos viviendo, cada vez nos acercamos
más a este tipo de comportamientos. Comportamientos tercermundistas para algunos, y más inteligentes para otros. Cada vez hay más necesidad y llevamos
tiempo viviendo en país moderno
y, por consiguiente, con una estructura cada vez más rígida. La gente ya se está empezando a
cansar de aguantar y aguantar tanta tontería a cambio de nada.
La sociedad somos nosotros y eso en Marruecos lo tienen muy
claro. Por encima de todo está el comer cada día y el tener un techo. Y ayudar
a que el otro también lo tenga. Mientras eso vaya bien, todo demás no es tan primordial. No cuentan para
nada ni con el poder ni con los que lo tienen, porque no les deben nada. No aceptan que los que nunca han vivido su situación vengan a decirles cómo se deben hacer o dejar de hacer las cosas. En Marruecos la vida se hace con los que te rodean, dependiendo unos de otros e interrelacionando entre todos lo
mejor posible, porque es la única forma de salir adelante cuando
todo lo demás va hacia atrás.
No tengas miedo porque nosotros somos el mundo, formamos parte de la solución. Recuperemos el espacio público, nuestras calles, nuestros barrios. No jodamos el sistema intentándolo destruir, jodámosle construyendo sin él. Construyamos, retomemos nuestras vidas con nuestras manos, porque las suyas están llenas de sangre. Intercambiemos, todos tenemos algo para aportar al otro, y no dejemos nuestras competencias a Babilonia. Ellos tienen la cifra pero nosotros somos más fuertes, nosotros somos el número. - Keny Arkana
ojala fueramos capaces de comportarnos de la misma manera y de demostrarles a esos politicuchos que nos importan tres cojones sus leyes y normas. Ya es hora de que les hagamos ver que nosotros somos los unicos que podemos levantar este pais y no ellos.
ResponderEliminarLo siento, pero el ejemplo no me vale. Las diferencias son demasiadas y no voy a comentarlas por lo obvias que son. Empezando por la pobreza y siguiendo por la corrupción de las instituciones. Sólo añado que, a medida que estos pueblos avancen a sociedades más prósperas y complejas, tendrán que respetar las normas para poder convivir. Porque igual allí, si te saltas ahora ciertas normas, simplemente te rajan y te mueres en una callejuela. E igual resulta que prefieres vivir en un país donde, ante la misma infracción, te llegue una demanda del vecino y puedas defenderte ante un juez con tu abogado, etc.
ResponderEliminarConozco a algún marroquí viviendo en España y no quiere volver allí ni atado. Si acaso, de visita.
Hombre, pero en el post creo que queda claro que se habla de inclumplir cosas 'tontas', cosas que no hacen daño a nadie. Hablo de saltarse ciertas normas, no de ser un criminal, obviamente. Que son cosas muy distintas. Y los marroquís que conoces no quieren volver porque ser marroquí allí es muy difícil, no porque en el taxi vayan a ir 6 o porque haya chavales tirándose al agua cuando la señal dice que está prohibido...
EliminarNo quería, pero voy a bajar a la arena. Me refiero al ruedo, no a la arena de la playa. Y tomo el ejemplo de la piscina: si un chaval se tira de cualquier forma puede hacer daño a alguien y puede hacerse daño a sí mismo (quedarse hemipléjico o tetrapléjico no es ninguna tontería). Pero es que, además, la víctima del chaval, que estaba nadando tranquilamente cuando el crío le cayó encima, puede demandar al chaval (lógico), al socorrista, al empleado de la puerta, al alcalde, al ayuntamiento y al sursuncorda. La cosa se puede complicar bastante. Y, como nadie queremos esos problemas, pues es más fácil prohibir tirarse "de cualquier manera". Y hay que exigir que se respete porque, aunque parezca una chiquillada, las consecuencias pueden ser muy graves para todos, empezando por el chaval. Y la pensión de invalidez además se la pagamos entre todos.
EliminarEn Marruecos igual no te prohíben que te tires, pero si te quedas inválido nadie te va a dar una pensión vitalicia. Y si no llega a tanto la cosa, que no hay consecuencias graves, igual al chaval le untan a os_ias por haber caido encima de alguien y aprende para otra vez. Al final la cosa se resuelve con violencia. ¿Queremos eso en nuestra sociedad?
Lo que se describe en el artículo me recuerda, salvando las distancias, la España de hace 50 o más años. Y, aunque en algunas cosas era mejor que ahora, creo que también hemos avanzado en respeto mutuo. Y eso exige unas normas que todos respetamos.
En fin, ¿qué son normas tontas? Tal vez las haya también aquí, pero no son las que menciona en el artículo.
¿Y que exista esa norma que prohiba tirarse de cualquier manera hace que haya menos accidentes en las piscinas? Permítime que lo dude, y mucho.
EliminarAquí si el chaval no se tira no es porque tenga miedo a dejar a otro parapléjico, es porque después de que le han llamado dos veces la atención, quiere evitar que le echen de la piscina. Si la gente reduce la velocidad cuando hay un radar no es para evitar tener un accidente, es para que no le salte el radar y le llegue a casa la consiguiente multa. Y algunos, con el cinturón de seguridad, más de lo mismo. No digo que haya que volver a la España de hace 50 años ni mucho menos, pero que los comportamientos de la gente estén condicionados por el dinero que van a tener que pagar si los tienen... tampoco creo que sea la forma de 'educar' a un país.
Y lo de que se respeta más en España... de eso mejor ni hablamos.
la diferencia es que en marruecos sabemos quien de verdad maneja el pais , quien puede decir que si o que no , a algo , para que venga un bigotudo que se a pasado 6 años tocandose los huevos en la universidad y que solo sirve para recibir las criticas y se trague todo lo malo , a decir que es lo que se tiene y como se tiene en que hacer ,no entra en la cabeza.
ResponderEliminary mas si esta leyendo un papel mientras lo dice ... jajaja
ResponderEliminarEn marruecos nada pasa como puedes esperar en toda logica . es simple nosotros "los moros " tenemos miedo a pocas cosas , decimos Dios es grande y los que quiere pasar que pase es decir , que ni el tiempo ni las dias ni la vida ni la muerte misma nos da miedo rabi kbir " dios es grande " . lo que importa es respectar a lotro como se pueda aunque el capitalismo y su consumismo esta jodiendo a esos valores . bueno es complicado a explicar o analizar . por eso felicito a carlotta y respecto en ella su sentido de analisista y la facilidad de describir lo .
ResponderEliminarEl que de verdad no tiene ni un cuarto de conocimiento real sobre una cosa es obvio que no sabra la realidad...no se puede juzgar (o pensar) de un pais o una persona según una antigua otra persona u otro pais...simplemente porque no lo son... no puedes tomar prestada la identidad de un país para etiquetar a otro...es como decir que el vecino del cuarto es igual o vive igual que el biejo que vivia hace una decada en el tercero....
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