30 de noviembre de 2013

SI MAHOMA NO VA A LA MONTAÑA, LA MONTAÑA IRÁ A MAHOMA

Sylvia es una joven madrileña de 22 años que actualmente trabaja en su ciudad natal como técnico de rayos, pero pronto lo hará como enfermera. Incha’allah. El suyo es uno de esos casos en los que no fue ella la que viajó por primera vez a Marruecos, sino que Marruecos vino a ella.

 "Mi relación con Marruecos ha sido fruto del conocido maktub, y de verdad que así lo creo. Soy una persona que adora tener experiencias, conocer gente y lugares nuevos... pero me pienso mucho las cosas antes de hacerlas. Aunque con el mundo marroquí es otra historia, y es que allí el corazón es el que manda.
En mi caso la mezcla de un voluntariado en Granada, una bonita amistad y mi ansia de experiencias me colocó en Tánger, para conocer y disfrutar del Aid el Kebir (la Fiesta Grande para los musulmanes). Y sencillamente flipé. Aquel viaje fue un punto de inflexión en vida, y es que allí, aquel mejor amigo, se convirtió en habibi dieli (y hasta hoy).

 Hice la maleta sin pensar demasiado, con gente a mi alrededor diciéndome: "¡Estás loca!" o  "¡En vaya líos te metes!", y con objetos innecesarios que recomiendan tales como las pastillas potabilizadoras (no vaya a ser que no salgas del baño),  "teléfonos de emergencia" y no sé cuántas cosas más.

Marruecos está lleno de colores, de platos rebosantes (allí el dicho de "Antes reventar que sobre" es tan literal como imposible), de hospitalidad, de respeto a la familia, a la religión... De verdad que tenemos mucho que aprender.

Llegue al puerto de Tánger con mi maleta, miles de ideas erróneas y un nivel de árabe marroquí nulo. Me acuerdo que cuando entré en la que ya es como mi casa, me recibieron con abrazos, besos... ¡y hasta regalos! 


Y es que adoro su sencillez, su facilidad para reírse, su lógica básica aplastante para todo... Ellos alucinan con muchas costumbres europeas, que pensándolo fríamente llevan toda la razón. Tenemos cientos de normas (en ocasiones absurdas) que anulan nuestra libertad. Podría contar decenas de conversaciones sobre nuestras costumbres, la cultura, la religión o incluso sobre atentados como el del 11-M que sorprenderían a más de uno.

Me encantan los colores y el olor natural de todo. El olor del mar por todos los lados, el olor mañanero del desayuno (del desayuno y de cualquiera de sus comidas), el olor a cuero cuando paseo por la Medina, las haflas que se montan en momento, la libertad de los niños en sus juegos... Marruecos es mágico (con sus cosas buenas, y las que tienen que mejorar) pero la fama que tienen les hace mucho daño. Cuando escuchaba a la gente hablar sin saber, diciendo mentiras y generalidades sobre Marruecos y su gente, yo sacaba las uñas... ¿Ahora? Ahora sonrío irónicamente y me da pena la ignorancia que alcanzamos en algunas ocasiones. 

Por todo ello, esas "locas por Marruecos” aún tenemos mucho por hacer.  Y en ello estamos. ;)"


Si quieres que tu historia también aparezca por aquí solo tienes que pedirlo. Ponte en contacto conmigo e intentemos entre todos, desde nuestra experiencia personal, transmitir la realidad, buena y menos buena, de Marruecos.

2 comentarios:

  1. Qué guay, a ver si visito pronto Marruecos :) me llama tanto la atención..

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  2. :) me encanta!!!!!!
    A mi me pasa lo mismo, al principio me cabreaba con los prejuicios de la gente, con las historias que se montaban y la cara de susto que ponían cada vez que les decía "me vuelvo a Marruecos"...y cada vez más simplemente pienso: inchallah pudieran vivir sólo unos minutos de esta comida, de este paseo, de este ruidoso callejón, interactuar de verdad y dejar de un lado lo que "les han contado" sobre Marruecos....me doy cuenta de lo condicionados que realmente estamos por el "imaginario del miedo"...porque no es más que eso...miedo a lo desconocido, estereotipos, tópicos, racismo, clasismo....

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