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2 de junio de 2017

SIN QUE NADIE MUEVA UN DEDO

Tienes poco más de 30 años y estás comiendo con tu pareja en una terraza de Cehegín (Murcia). Tras una fuerte discusión, coge el cuchillo, el mismo con el que está comiendo, y te apuñala. Una, dos, tres, cuatro, cinco, seis, siete y ocho. Ocho puñaladas. No puede seguir haciéndolo, la hoja del cuchillo se te ha quedado clavada. Pero no ha sido suficiente. Coge la silla y te golpea con ella en la cabeza. Varias veces hasta que la rompe. Joder, rompe la silla del bar golpeándote en la cabeza, en mitad de la calle, a plena luz del día. No eres capaz ni de ponerte de pie y, como puedes, intentas arrastrarte hasta el interior del local. Pero aún no ha sido suficiente. Tu pareja sigue golpeándote con la pata de la silla rota hasta que, por fin, consigues entrar en el bar, dejando un rastro de sangre. La jefa del establecimiento se enfrenta a tu agresor y, con una fregona, evita que entre y siga ensañándose contigo para terminar de rematarte. Milagrosamente, aunque tu estado es muy grave, consigues salvar tu vida. Muerta en vida, en un país sin conciencia. En un país en el que la violencia machista se invisibiliza mientras se ningunea a las víctimas. En un país en el que este tipo de asesinatos y agresiones diarias no son un asunto de Estado. En un país en el que se llama nazi al que defiende que este tipo de criminales no puede ir a la cárcel sólo a darse un paseo. En un país cómplice de lo ocurrido.


2 de Junio de 2017, España.

21 de mayo de 2017

DE TÚ A TÚ, NO COMO SIEMPRE

Hace unos días salimos a cenar por San Sebastián y, caminando por la calle, escuchamos cómo un joven de unos 30 años, que fumaba con otros 3 amigos en la puerta de un bar, decía: "Es que en cuanto tienes novia parece que todas las zorras tienen hambre". Y tanto él como el resto de la manada, confirmaban la elaborada conclusión. A cualquiera con un mínimo de dignidad, debería chirriarle semejante animalada. Pero, ¿qué pasa cuando intentas luchar contra estos comentarios? Que "odias a los hombres". Tú a ellos, no ellos a ti. ¿Por qué íbamos a odiar a quien nos respeta? No nos subestiméis tanto, anda. Que sabemos y valemos más de lo que os han contado. Os puedo asegurar que, al menos por mi parte, no es odio lo que siento. Es, principalmente, pena por saber que hay gente tan ignorante y analfabeta que cree que el mundo gira alrededor de su pene. Demasiado vacíos para ser tan jóvenes. Y, por otro lado, mucha rabia y mucho asco, por ver la normalidad con la que algunos dicen y escuchan ciertos comentarios que nos arrastran, nos cosifican y nos pisan. ¿A quién llama zorras exactamente? ¿A las que se quieren liar que él? Eso dice mucho a su favor. ¿A las que no se quieren liar con él? Menudo pieza.

No estoy descubriendo América si digo que el machismo está tan instaurado en mujeres como en hombres. Pero las que somos discriminadas, maltratadas, violadas y asesinadas por haber nacido mujeres, somos nosotras. Así que permitidnos que nos duela un poquito más el alma. No les odiamos a ellos, tampoco a ellas. Odiamos al sistema patriarcal que nos ha hecho creer que el machismo es el modo de vida a asumir. La mierda con la que tragar diariamente. Aunque duela, viole y mate. No os odiamos a vosotros, odiamos a la estructura que os ha convencido de que somos objetos de vuestra propiedad. Esa estructura que estamos deseando que salte por los aires.


No os odiamos, os necesitamos más que nunca. Por desgracia, una opinión vuestra como hombres, especialmente en ciertos ambientes, vale más que la nuestra. No porque tengáis más razón, sino porque la decís vosotros. Aprovechadla, usadla y difundidla. No eduques machotes, tampoco sumisas. No enseñes a levantar la voz, tampoco a bajar la cabeza. No seas cómplice de la desigualdad. Cuando estés en el bar con tus colegas y se hable de nosotras como meros objetos que proporcionan placer, ten narices de cortarlo. Cuando en vuestro grupo de WhatsApp se compartan fotos y vídeos de mujeres que no te gustaría que fueran ni tu hermana, ni tu hija, ni tu novia, páralo. No hay huevos. Es muy probable que cuestionen tu masculinidad (o lo que se entiende de ella) por rechazar ciertos contenidos, pero al menos tú sabes buscar esa palabra en el diccionario. Recuerda que las cadenas de chistes machistas terminan en ti. Sí, ya sé lo que estás pensando. No es fácil perder la aprobación de los demás. Pero mientras tú pierdes la aprobación, nosotras perdemos la dignidad y, por ende, la vida. Ya, ya. Ya sé que es muy difícil remar contracorriente y dejar de ser parte de la manada. (Bienvenido al club). Pero esas manadas son que luego nos acorralan, en fiestas y no fiestas, hasta que sólo quedan nuestros restos. Esos restos que, no lo olvides, pueden terminar siendo los de tu hermana, tu hija o tu novia.

Por eso, todas las jóvenes violadas, abusadas y torturadas, todas las mujeres maltratadas y asesinadas por aquellos que nunca aceptaron un no, además de todas las que seguimos vivas, te agradeceríamos que utilizaras tus privilegios, tu posición y tu palabra para luchar en una batalla en la que siempre perdemos las mismas. Te han dicho que te odiamos para que nuestra lucha (que es la de todos) te provoque desconfianza y rechazo. Para que no unamos fuerzas. Pero, como tantas otras cosas, es mentira. No queremos estar contra ti, queremos que estés con nosotras. De tú a tú, no como siempre. Por las que fueron, por las que somos y por las que serán.

23 de marzo de 2017

MIEDO A TOCAR CON LOS PIES EN EL SUELO

En cuestión de 7 segundos somos ya capaces de ver en nuestra pantalla del móvil niños muertos en Siria, personas desconocidas en lugares paradisíacos, periodistas firmando titulares criminales y amigos de borrachera nocturna y diurna, mientras mantenemos la misma expresión. Vacía. Inerte. Estática. Muerta. Tremendo mérito. En eso nos hemos convertido. En almas en pena que viven tragando sin masticar y vomitando sin digerir; no nos da tiempo a mucho más. Tenemos que seguir comsumiendo más imágenes, leyendo más titulares y escuchando más discursos sin sentido para no pararnos a pensar en nosotros mismos. Para no reflexionar, evitando así darnos cuenta de que nuestra sociedad - esa de la que formamos parte - está enferma.

Me agota la homofobia, el racismo y la ignorancia, especialmente cuando es elegida y celebrada. Me saturan aquellos que viven preocupados por la vida sexual del vecino y no por la propia. Como si no tuviéramos bastante cada uno con la nuestra. Pobres acomplejados. Me hartan los que, por tener el color de piel que tienen, por haber nacido en el país que han nacido y por llamarse como se llaman (todo ello, para los despistados, fruto de la más pura casualidad), creen que su vida vale más que la del resto de los mortales. Valientes analfabetos. Me enervan los que, arrasando con todo a su paso, esparcen en bares y baretos la basura que consumen diariamente en televisión. Los mismos que son incapaces de formar ideas por sí mismos, de argumentar utilizando la lógica y la razón, y de salir ahí fuera para comprobar que sus verdades absolutas que son de todo menos verdades.

Me dan miedo los “influencers” y los “líderes de opinión”. Casi tanto como los que les siguen, vayan a donde vayan y digan lo que digan. Amén a todo, eligiendo nada. Me parecen seguidores peligrosos, ya que asumen realidades, ideas y comportamientos, delegando en otros su capacidad de juicio y su voluntad. Confiando en profetas de nuestro tiempo, en esos que nos han hecho creer que las metas se conquistan sin constancia y con atajos. Aprendices inexpertos.


Me superan las lecciones de moral, el doble rasero y la hipocresía sin límites; esas actitudes que llevan a criticar, cuestionar y juzgar en otros, actitudes nuestras que no sabemos asumir. Es tan inhumano como inaceptable que nos permitamos el lujo de hablar de la sangre que derraman otros cuando, como parte de la Unión Europea, tenemos las manos y los bolsillos tan, tan jodidamente manchados. Occidentales sin memoria.

Me aterra el machismo, tanto el que está tan normalizado que resulta invisible como el que nos mata cada día, sin que a nadie parezca importarte ni lo más mínimo. Ese machismo que, cuando lo denuncias, hace que te comparen con aquellos que torturaron y asesinaron a miles y miles de inocentes sólo por ser judíos. Cobardes terroristas. Hijos bastardos del patriarcado.

Me cabrean las recetas de la felicidad, la comprensión lectora nula, la falta de educación y las exigencias de quien nunca, jamás, supo dar. Es desquiciante que nos creamos con el derecho a exigirle a otra persona cómo debe hacer su vida, mientras discutimos cada noche con la almohada por no saber vivir la nuestra. Es insufrible comprobar cómo, aquellos que tienen el tiempo libre para poder hacerlo, hablan de lo que no saben, comentan sobre lo que no han entendido y corrigen lo que nunca habrían hecho. Malditos. Todos.

Malditos nosotros y maldita sea esta rueda en la que nos hemos metido, voluntariamente obligados (o "libremente", como se dice hoy en día), y de la que somos incapaces de bajarnos. Incapaces. Por mil razones, pero principalmente por miedo a no sentir las piernas al tocar, de una vez por todas, con los pies en el suelo.

23 de febrero de 2017

ELLAS YA NO HABLAN, PORQUE ESTÁN MUERTAS

Ana, María José, Mercedes, Carmen, Gloria, Vanesa, Almudena, Encarna, Begoña, Julia... Ellas ya no hablan. Porque están muertas. La prensa dice que se murieron, pero es mentira. Fueron asesinadas. Algunos te dirán que esos que las mataron son enfermos, para que encima te compadezcas de ellos. Otros te dirán que son alcohólicos, incluso drogadictos, para que los entiendas un poco mejor. Pero, por desgracia, no son nada de eso. No son enfermos. Son machistas, porque la víctima siempre es su pareja. Son hijos sanos del patriarcado. Son el fruto de lo que han mamado, de lo que han vivido y de lo que les han enseñado. Un maltratador no se hace en dos días. Uno no se levanta una mañana y se sorprende a sí mismo diciendo: "¡Qué agresivo me he levantado hoy con mi mujer!" Un machista es el producto de años de silencio, de desigualdad, de privilegios y de falta de educación.


A veces pienso en ellas. Me las imagino mirándonos por un agujerito, desde ese cielo que ya tenían ganado, y observándonos en nuestro día a día. ¿Qué pensarán cada vez queven que, ante un comentario machista, no sólo no contestamos sino que encima soltamos una sonrisilla forzada de aprobación para evitar meternos en líos? O cada vez que comprobamos cómo se nos usa como reclamo sexual, en todo tipo de situaciones, mientras miramos a otro lado. O cada vez que le hablamos a nuestras niñas como si fueran princesas tontas y a nuestros niños como si fueran futuros superhéroes. O cada vez que llamamos "piropo" a una agresión verbal. O cada vez que llamamos "ligar" al acoso sexual. O cada vez que insultamos a una mujer por no ser una persona obediente. O cada vez que no les plantamos cara cuando se nos infravalora sólo por haber nacido mujeres. O cada vez que usamos nuestras redes sociales para cualquier cosa menos para cosas útiles. Es cierto que no somos culpables de la situación de desventaja en la que se nos quiere hacer vivir, pero sí somos responsables de seguir alimentando a un monstruo que nos devora a todos cada día.

Ellas ya no hablan. Porque están muertas. Otras, porque este año las van a matar. ¿Y tú? ¿Por qué no hablas?

22 de febrero de 2017

¡BASTA YA!

¿Cuántas personas han muerto este año por terrorismo en España? Cero. Ninguna. Ninguna desde 2009. ¡Desde 2009! ¡Hace 8 años! ¿Y cuántas mujeres han sido asesinadas por sus parejas o ex-parejas? Sólo en España, 5 en los últimos 4 días. 16 en lo que va de año, y aún no hemos terminado Febrero. El peor dato de la última década. ¿Y desde 2009? Unas 480. ¿Por qué no se le da entonces la importancia que tiene? ¿Por qué no se trata como un asunto urgente? ¿Por qué importamos tan poco? ¿Por qué no se toman medidas ejemplares de una vez por todas? Y por todos. ¿Por qué, mientras invertimos en educación, no se endurecen las leyes para combatirlo? ¿No son suficientes mujeres aún? Si en vez de mujeres, las víctimas fueran políticos, futbolistas o empresarios, me imagino cuál sería el alcance - legal y mediático - de la respuesta inmediata de nuestras instituciones y se me ponen los pelos de punta.



¿Cómo es posible que la cobertura mediática que se le da a una lacra indiscutiblemente escandalosa sea tan escasa, vergonzosa, inhumana e injusta? ¿Qué problema hay en llamar a las cosas por su nombre? ¿A quién no le interesa que se haga? ¿A qué estructura social-cultural-política-económica le podría perjudicar que la sociedad se tomara en serio este drama? ¿Qué más tiene que pasar? Joder. ¿Qué más? ¿CUÁNTAS MÁS?

EN TU NOMBRE, AMIGA

Esta madrugada otro hombre ha matado a su pareja, esta vez en Santa Perpètua de la Mogoda (Cataluña). Apenas tenía 34 años y la ha acuchillado en mitad de la calle. O es suya o no es de nadie, ya sabéis. Le había denunciado por malos tratos el año pasado y el castigo que recibió fue "no te acerques a ella a menos de 500 metros, ¿vale?". Los malos tratos siguieron, volvió a denunciarle el mes pasado, y el castigo que recibió fue "no te acerques a ella a menos de 1000 metros, ¿eh?". Y así, mientras la ley esperaba a sumar otros 500 metros, el machismo no esperó. El machismo - incluido el institucional - sigue matándonos, día tras día, sin que a nadie parezca importarle demasiado. Y ella ya está muerta. Desde anoche y para siempre. Se ha normalizado tanto la situación que ya no somos mujeres, somos cifras en los informativos. Mujeres que "aparecemos muertas", no asesinadas. Con razón dicen que somos el sexo débil; si nos acuchillan, nos tiran por la ventana, nos disparan, y nos morimos solas. Cuatro, doce, veinticinco... Números detrás de los cuales hay nombres, dramas, sueños, miedos, viajes, ilusiones, trabajos y vidas que ya nunca más serán. Nunca. Porque él así lo quiso. Porque a él así se lo permitieron.


Ahora sí, descansa en paz, amiga. Nosotras, en tu nombre y en el de todas a las que os arrancaron la voz, seguiremos dando guerra. Te lo prometo.

22 de enero de 2017

NO OLVIDES TU HISTORIA

Recuerda siempre, mujer, que si hoy puedes pensar en voz alta sobre ciertos temas, es gracias a que otras mujeres le plantaron cara al sistema que las callaba. Muchas perdieron sus amistades, sus parejas, sus trabajos, su libertad e incluso su vida porque creían en lo que estaban haciendo. Hubiera sido más fácil callarse y hacer como si no pasara nada, permitiendo que se nos siguiera negando el derecho a votar (hace apenas 80 años que podemos hacerlo), el derecho a viajar sin la autorización de un hombre, el derecho a querer cobrar por trabajar, el derecho a decidir no tener hijos, el derecho a estudiar, el derecho a firmar tus trabajos, el derecho a tener tus posesiones a tu nombre... El derecho a ser mujeres. Gracias a ellas, hoy podemos ser quien somos. O, al menos, podemos intentarlo. Que ya es mucho. Por eso, si te escucharan hablar, ¿crees que se sentirían orgullosas de cómo utilizas la palabra? Si te vieran actuar, ¿pensarían que mereció la pena sacrificarlo todo - todo - para que tú puedas tener libertad de acción y de pensamiento?

26 de diciembre de 2016

TERRORISMO MACHISTA

¡¡¡Alzando la voz hoy en el periódico de mi ciudad, en el "Diario de Burgos"!!! :D :D

¿Cuántas personas han muerto este año por terrorismo en España? Cero. Ninguna. Ninguna desde 2009. ¿Y cuántas mujeres han sido asesinadas por sus parejas o ex-parejas? Sólo este año casi 50. ¿Y desde 2009? Unas 450. ¿Por qué no se le da entonces la importancia que tiene? ¿Por qué no se toman medidas ejemplares de una vez por todas? Y por todos. ¿No son suficientes mujeres aún? ¿Cómo es posible que la cobertura mediática que se le da a una lacra indiscutiblemente escandalosa sea tan escasa, vergonzosa, inhumana e injusta? ¿Qué problema hay en llamar a las cosas por su nombre? ¿A quién no le interesa que se haga? ¿A qué estructura social-cultural-política-económica le podría perjudicar que la sociedad se tomara en serio este drama? Terrorismo yihadista, terrorismo etarra... ¿Qué día vamos a hablar, por fin, de terrorismo machista? ¿Qué más tiene que pasar? ¿Qué más? ¿CUÁNTAS MÁS?


20 de diciembre de 2016

¿CUÁNTAS VECES?

¿Cuántas veces has dejado de ir a un sitio únicamente porque sabías que te tocaba volver a casa solo? ¿Cuántas veces le has pedido a un taxista que, por favor, no se vaya hasta que te haya visto entrar en el portal? ¿Cuántas veces has sentido que ni siquiera eso podría garantizarte el llegar bien a casa? ¿Cuántas veces has mirado hacia atrás antes de abrir tu portal? ¿Cuántas veces le has mandado a tus colegas los datos del coche o del conductor que te lleva? ¿Cuántas veces has mirado, desde fuera, en el reflejo del espejo del portal, si había alguien dentro? ¿Cuántas veces has pensado que qué lento se cierra el ascensor y no precisamente porque llegaras tarde a un sitio? ¿Cuántas veces le has tenido que pedir a tu pareja, a tu amigo o a tu padre que te acompañe para no ir solo a ciertas horas? ¿Cuántas veces te has cambiado de acera porque venía un hombre de frente? ¿Cuántas veces has cogido del brazo a un chico desconocido para que crean que estás con él? ¿Cuántas veces te has cruzado de noche con alguien y has respirado al pensar "uuf… no me ha dicho nada"? ¿Cuántas veces has fingido hablar por el móvil para intentar evitar que se dirijan a ti? ¿Cuántas veces te has dejado los cascos puestos pero has apagado la música para escuchar cualquier mínimo ruido? ¿Cuántas veces le has insistido a tu amigo para que te escriba sin falta cuando haya llegado a casa? ¿Cuántas veces te has quedado sin aire al darte cuenta de que ese coche ha bajado la velocidad para ir al ritmo al que tú caminas? ¿Cuántas veces te has acercado a una pareja para que ese tipo entienda que no vas solo? ¿Cuántas veces te has asustado de madrugada en tu propio garaje? ¿Cuántas veces has dejado de poner tu nombre en el buzón para evitar que sepan que vives solo? ¿Cuántas veces eliges ese asiento en el metro “por si acaso” y no sólo porque esté libre? ¿Cuántas veces te has sobresaltado porque un chico vaya detrás de ti varios segundos cuando caminas solo? ¿Cuántas veces te has sentido aliviado al comprobar que era una chica? ¿Cuántas veces te has metido en un sitio con gente para esperar a que se aleje un hombre? ¿Cuántas veces has cambiado tu recorrido para ir más tranquilo por calles en las que sí circulan coches?¿Cuántas veces has vuelto prácticamente corriendo a casa para tardar el menor tiempo posible? ¿Cuántas veces has llegado a casa con la respiración acelerada, notándote los latidos del corazón en el cuello, sin una causa aparente? ¿Cuántas veces has pensado en comparte un spray y no precisamente para hacer graffitis? ¿Cuántas veces vas por la calle con las llaves bien sujetas entre los dedos?
¿Cuántas veces lo has hecho, además, de forma natural, asumiendo que son cosas normales que hay que hacer? Puro instinto. Sin que nadie te lo haya enseñado. Dime, hombre, ¿CUÁNTAS? Y si alguna vez lo has hecho, ¿para protegerte de qué? O, mejor dicho, ¿de quién?

Secuencia del corto francés 'Au Bout de la Rue', sobre el miedo de las mujeres a volver solas a casa. 

¿Dónde queda vuestra empatía y, sobre todo, vuestro respeto? ¿Cómo podéis llamar exagerada, paranoica e incluso nazi a cualquier mujer que hable de la realidad cotidiana con la que convive? Una realidad que en su cara le negáis. ¿No tenéis madres, hermanas, primas o amigas... con las que hablar? ¿O es más cómodo hacer oídos sordos y, si algún día les pasa algo, ya lloraremos? Claro que sí, con lo sano que es llorar.

19 de diciembre de 2016

TODOS MERECEMOS UNA SEGUNDA OPORTUNIDAD

"Ya ha dicho un juez, con la ley en la mano, que si el chaval al que grabaron las cámaras de seguridad a plena luz del día en el portal de su casa, esperando a su novia para tirarla de un golpe, darle patadas y puñetazos mientras está en el suelo y arrastrarla por el rellano cogida de los pelos, para subir así con ella las escaleras, no tuviera antecedentes penales no debe entrar en la cárcel porque tampoco es tan grave. Si su historial está oficialmente limpio, les condenan a que no se acerquen mucho a ellas, joder. ¿De verdad que no os vale con eso? Ya le ha pedido perdón y le ha prometido que no volverá a ocurrir. Todos merecemos una segunda oportunidad. Lo que no tiene perdón es lo vuestro. Aprovechar la publicación de unas imágenes en las que se ve a una mujer agredida por su pareja para denunciar que hay miles y miles de mujeres agredidas por sus (ex)parejas es de ser muy miserable y oportunista. Además, ella no le ha denunciado nunca - ni siquiera después de que las imágenes se han hecho públicas en televisión - así que igual es que no le duele tanto, ¿no? ¿O qué sois ahora? ¿Adivinas? Si se quieren y ella no ha decidido marcharse de casa, ¿quiénes sois vosotras para meteros en su relación de pareja? Mira que sois malas y envidiosas, ¿eh? Igual fue sólo casualidad que la agrediera precisamente a ella (no lo sabéis, no estáis en si cabeza) y os atrevéis a llamarle maltratador y machista sin conocerle de absolutamente nada. ¡Con lo que él quiere a su madre y a su sobrina! Encima la novia ya sabe que él tiene a veces un pronto un poco malo y aún así se viste como le da la gana, sale por ahí con quién quiere sin darle a él explicaciones y vuelve a casa cuando le parece. ¿Esta qué se cree? ¿Qué esperáis? ¿Que encima la respete cuando es evidente que ella no lo hace? Qué pesadas sois con vuestros derechos y vuestras libertades, colega. ¡Qué cansinas! Además, sabiendo que mi vecino se ha separado y está pagando una casa en la que no vive, ¿cómo tenéis la desfachatez de denunciar otras realidades de este país? Qué sinvergüenzas, en serio. Qué sinvergüenzas. ¿Tan malfolladas estáis que no podéis dejarnos tranquilos ni un día? ¿Por qué no nos dejáis vivir en paz de una vez por todas? ¡Todo el día viendo fantasmas donde no los hay! ¡Todo el día persiguiéndonos y acosándonos! ¡Nazis! ¡Que sois una panda de nazis asquerosas sin escrúpulos!"

Realidad en España, siglo XXI.

18 de diciembre de 2016

LA MATÉ PORQUE ERA MÍA

Apenas tienes 25 años, trabajas como ingeniera y vuelves a casa de madrugada tras disfrutar de tu cena de empresa. Entras en el portal de tu casa - en la que vives con varias amigas - y, antes de poder acceder al ascensor, alguien te está esperando para apuñalarte hasta matarte. Son así de valientes. Más de 10 puñaladas en el pecho y el cuello. No te roba, sólo te quiere quitar de en medio. Que estés viva le molesta. Te asesina, te deja tirada en tu propia sangre y se larga. Un vecino encuentra tu cuerpo a las 6 y media de la mañana y todo lo que eres, absolutamente todo, termina ahí. Para siempre. Mientras, la prensa sigue diciendo que apareciste muerta, no asesinada. Como si fuera un matiz sin importancia. Y la gente sigue pensando que no son horas de volver a casa sola. Como si parte de responsabilidad también fuera tuya.

Y así cada día. Cada maldito día. Nos siguen matando mientras nos siguen queriendo hacer creer que son exageraciones y paranoias nuestras, que el machismo no es tan grave ni tan serio como nosotras, precisamente nosotras, lo pintamos y que qué hacemos luchando por la igualdad si no sólo ya disfrutamos de ella sino que encima tenemos privilegios evidentes. Decídselo a la familia de Ana María.

¿Qué día empezamos a tomarnos esto en serio?


22 de agosto de 2016

EL INCUESTIONABLE PODER DE UN PENE

Maldito Diario As,

maldito tú y malditos todos los de tu especie. Malditos talibanes de la des-información que seguís alimentando un sistema patriarcal del que ya estamos empachados. O, permitidme el lenguaje exclusivo, empachadas.


Carolina Marín es la primera mujer no asiática que consigue una medalla de oro en Bádminton, pero eso a vosotros, como periodistas deportivos, os la suda. Valga la redundancia. No os parece relevante que tenga 23 años, ni que sea española, ni que se apellide Marín, ni que sea la primera mujer que lo logra. Os dan igual los años de lucha, las horas de entrenamiento y la indudable superioridad de la joven. Son datos irrevalentes si tenemos en cuenta que la persona que la entrena tiene pene. Y todos sabemos que quien tiene un pene, tiene un tesoro. Tanto, tanto, que el hecho de que Carolina sea una mujer queda en un segundo plano. Y es que no sólo no mencionáis la palabra mujer - no vaya a ser que alguno os lea y se crea que las mujeres somos capaces de alcanzar metas por nosotras mismas -  sino que ni siquiera la tratáis ya como una niña. Esa niña que admira a Rafa Nadal. La deportista olímpica es sólo una niñata, una cría consentida y rabiosa a la que - gracias a Dios - su entrenador ha salvado del abismo. El hombre, el macho ibérico, el macho alfa. El mérito es de él, no de ella. Ella no es más que un complemento circustancial detrás de un sujeto que lo abarca todo. La hazaña, la medalla y el logro de convertir rabietas en oro. Bendito sean ellos entre todas las mujeres.

Y si vuestro titular no era lo suficientemente machista y paternalista, lo acompañáis con una imagen que viene a confirmar lo mismo. Ella, una mocosa despreocupada, pasota, que no atiende, que no escucha, que vive de rabieta en rabieta. Él, el hombre, la profesionalidad, el talento, la templanza, el saber hacer.


No son exageraciones, no son paranoias. No es feminazismo, no es buscar tres pies al gato. Es sólo saber lo que es un sujeto y un predicado. ¿Quién? Él, Rivas. ¿Qué hace? Convertir. ¿Qué? Rabietas. ¿En qué? Ni más ni menos que en oro. ¿Rabietas de quién? ¡Ah, sí! De una tal Carolina.

Pero lo peor no es vuestro titular, lo peor es que la inmensa mayoría de la población lo lee sin inmutarse. Sin que le duela, sin que le pique. Sin ofenderse, sin alterarse. Les parece poco importante y carente de toda relevancia. Lo traga sin masticarlo y lo vomita, entre amigotes, sin digerirlo. Y así seguimos, removiendo mierda de otras culturas mientras titulamos - por enésima vez - que una mujer sin un hombre que la lleve, por no ser, no es ni mujer.