La burgalesa Sandra Lázaro ha querido contar conmigo y con mi historia, entre otras, para su trabajo "No somos la generación perdida".
"Carlota Miranda (25 años): Tras acabar en España su carrera de ingeniería electrónica decidió marcharse a vivir a Londres para aprender todo aquello que no se aprende en un aula. Quiso tomarse un año sabático (de esos en los que se supone que no haces nada, pero haces más que nunca) y tras cuatro meses en Inglaterra vio que aquel no era su sitio y se marchó a vivir a Marruecos con una familia local. Cuando la vida le hizo ver que aquella experiencia estaba llegando a su fin, empezó a enviar CV y fueron dos empresas españolas las que quisieron contar con ella. Actualmente trabaja en una de ellas, está emancipada y desde hace más de un año vive de su propia renta. No sólo trabaja como ingeniera sino que da clases de inglés a niños, jóvenes y adultos, estudia francés, se prepara académicamente para ser profesora de español para extranjeros, tiene un blog con sus experiencias en Marruecos y vende unos apuntes personales de árabe marroquí que ella misma hizo durante su tiempo allí. Ello demuestra que no sólo no somos la generación perdida sino que algunos hemos aprendido que la vida no es lo que quieren ellos, sino lo que queremos nosotros. Que tenemos capacidad de decisión y de actuación. Que sabemos y debemos decidir libremente el cómo, el cuándo y el porqué. Y que somos conscientes de que no somos sólo la carrera que hemos estudiado. Somos mucho más que un título universitario. Valemos muchísimo más que todo eso."
"Carlota Miranda (25 años): Tras acabar en España su carrera de ingeniería electrónica decidió marcharse a vivir a Londres para aprender todo aquello que no se aprende en un aula. Quiso tomarse un año sabático (de esos en los que se supone que no haces nada, pero haces más que nunca) y tras cuatro meses en Inglaterra vio que aquel no era su sitio y se marchó a vivir a Marruecos con una familia local. Cuando la vida le hizo ver que aquella experiencia estaba llegando a su fin, empezó a enviar CV y fueron dos empresas españolas las que quisieron contar con ella. Actualmente trabaja en una de ellas, está emancipada y desde hace más de un año vive de su propia renta. No sólo trabaja como ingeniera sino que da clases de inglés a niños, jóvenes y adultos, estudia francés, se prepara académicamente para ser profesora de español para extranjeros, tiene un blog con sus experiencias en Marruecos y vende unos apuntes personales de árabe marroquí que ella misma hizo durante su tiempo allí. Ello demuestra que no sólo no somos la generación perdida sino que algunos hemos aprendido que la vida no es lo que quieren ellos, sino lo que queremos nosotros. Que tenemos capacidad de decisión y de actuación. Que sabemos y debemos decidir libremente el cómo, el cuándo y el porqué. Y que somos conscientes de que no somos sólo la carrera que hemos estudiado. Somos mucho más que un título universitario. Valemos muchísimo más que todo eso."