En nuestro primer viaje a Marruecos en 2010 no teníamos ningún plan, ninguna reserva, ninguna atadura.
Sólo contábamos con un billete de ida y un billete de vuelta. Todo lo demás
estaba por decidir y aquella aventura nos cambió la vida. Era nuestra primera noche
en el Magreb y estábamos en un barrio humilde de Fez, en pleno Ramadán, rompiendo
el ayuno con personas a las que no conocíamos de nada pero que se portaron con
nosotras y nos acogieron en su casa como si fuéramos de su familia. No hablábamos el mismo idioma, pero la
comunicación era evidente. Pocas horas antes estábamos en España y en aquel
momento nos sentíamos tan lejos y a la vez tan cerca... Era otro mundo, otra
realidad. Sentí que llevaba muchos años perdiéndome en lugares en los que nunca
me hubiera encontrado y que era la persona más afortunada del mundo por poder
estar disfrutando de todo aquello.
Cuando íbamos en el autobús rumbo a Casablanca recuerdo que
las tres estábamos completamente calladas, mirando por la ventana y pensando en todo lo que habíamos vivido en tan
poco tiempo. No dejábamos de darle vueltas a la cantidad de información que
estábamos recibiendo y que, poco a poco, iba calando en nosotras. No podía ser
real; días antes no sabíamos prácticamente nada de Marruecos y después de tres días allí parecía que nunca habíamos estado en ningún otro sitio.
Como digo, aquel viaje marcó un antes y un después y en poco más de dos
años volví cinco veces. Una de ellas durante casi un mes. Marruecos sacude la
vida de todo aquel que viaja con la mente abierta y con ganas de ser mejor
persona. Es una bomba para tus sentidos; música para tus ojos y paisaje para
tus oídos. Un lugar mágico que te rompe los esquemas y te enseña que todo lo
que habías aprendido antes era mentira. Un país honesto, hospitalario, tranquilo
y lleno de vida. De mucha vida. Un sitio que no merece ser juzgado, sino conocido,
respetado y, en la medida de lo posible, entendido.
Quiero creer que la mayoría de los que lo visitan son
personas tolerantes, sensatas y con capacidad de analizar y evaluar antes de
criticar. Los que visitan Marruecos como viajeros, y no como turistas, son los
más afortunados porque son capaces de aprender de todo aquello que un lugar
así puede ofrecer, un lugar que hay que vivirlo desde dentro para poder
comprenderlo. Viajeros que vuelven una y otra vez para seguir empapándose de
tantos olores, tantos sabores, tantas tradiciones, tanta humildad, tanta magia, tanta
amabilidad, tantas costumbres y tanto encanto. Para seguir aprendiendo de
cada sensación, de cada vivencia, de cada conversación. Personas aventureras
con la mochila llena de ilusión e inquietudes; vacía de prejuicios, tabúes y
desconfianza.
Por desgracia, no son ellos los únicos que bajan al moro. Hay gran cantidad de turistas que no saben valorar lo que tienen ante
ellos y mucho menos son capaces de asimilar y convivir con lo que les rodea.
Personas que al volver a casa hablan maravillas de Marruecos pero nunca se
sentarían a comer con un marroquí. Personas desconfiadas que lo malentienden
todo, cuando es precisamente la gente de Marruecos la que tiene suficientes motivos para
desconfiar de tantos blanquitos que miran por encima del hombro a
aquellos marroquís más humildes que luchan cada día por vivir con dignidad, como si les debieran algo. Personas que van a
Marruecos como el que va a un teatro, o a un circo. Pagando una pasta para quedarse en el palco. Son meros espectadores que
viajan con la intención de observarlo desde fuera, siempre desde la barrera. Para criticarlo todo desde el punto de vista
occidental y para tomarse las cosas como algo personal. Arrogantes, con el dirham por delante. Es difícil entender que
otras formas de vida son posibles y viajar a Marruecos para quedarse detrás de
la cámara es muy triste. Y muy, muy injusto.
Nuestro país vecino, con el que tantas cosas tenemos en
común, es un gran desconocido. Pero, al contrario de lo que muchos parecen creer, no es un teatro. Es un
ejemplo claro de las enormes injusticias que se cometen a muy pocas olas de
España. Es un abuso constante que obliga a la gente más pobre a luchar a
diario por ser el protagonista de su vida. Es un guión escrito por las mismas manos que lo manejan todo, con ayuda de Europa. Y es que no se nos puede olvidar que África
es el pecado de Europa y que, de alguna manera, somos partícipes de lo que está
ocurriendo, de lo que están sufriendo muchas personas que sólo quieren su parte
del pastel. Una obra inacabada que no necesita más verdades a medias ni
secretos mal contados. Una historia llena de matices, en constante evolución.
Una evolución lenta, siempre fiel a sus principios más básicos, pero posible.
Posible si tú, yo, tu gente y mi gente somos capaces de
hacer que esas injusticias sean cada vez más pequeñas. De dar voz a tantas
personas que deben ser escuchadas. De ver que la verdad está en los ojos del
que mira. De tomar conciencia y darnos cuenta de que nuestra realidad no es la
realidad del mundo. De exigir respeto sólo si se tiene intención de respetar.
De defender únicamente lo que hemos vivido y no lo que nos han contado. De aprender a ser
valiente siendo prudente. De interiorizar todo lo que Marruecos nos ha
enseñado. Un país que te traspasa y te deja huella. Un país que viaja en ti.
Con entradas como ésta me entran aún más ganas de conocer ese país.
ResponderEliminarSin embargo, no hay peor ciego que el que no quiere ver. Aquí cuentas cómo has podido disfrutar de un mundo que anteriormente desconocías completamente, pero que mucha gente ve sólo "desde la barrera". No son capaces de bajarse de su pedestal de prejuicios y "comer con un marroquí", conocer a la gente, que eso es lo que hace diferente a un sitio: las personas.
ResponderEliminarCréeme si te digo que la realidad es muy tozuda, pero los estereotipos suelen serlo más. Te puedes desgañitar gritando lo que te gusta Marruecos, la necesidad que hay de conocerlo, lo erróneas que son las ideas que tienen la personas que nunca lo han visitado o sólo lo han hecho superficialmente... Y sin embargo no conseguirás que quien no ha estado allí ni ha conocido a un sólo marroquí te dé la razón.
"Jalapollas"...
"Demasié" europeíto viene aquí con la actitud que describes que en algunas ocasiones podría incluso ser considerada como neocolonialista. Es muy fácil llegarle al marroquí basta con un solo "shukran" y ya se pone contento porque intentas comunicar con el en su idioma; pero los europeos, la mayoría de las veces, vienen a medir esto con un rasero occidental y con objetivos civilizadores, y esos jamas llegaran a entender este país ni a su gente.
ResponderEliminarUn saludo.
Excelente relato de tu paso por Marruecos,también estuve allí y creeme que me faltó tiempo para seguir conociendo, les tomé mucho cariño a cada persona que conocí en el camino,es gente muy amable, acogedora y servicial.Volvería sin dudas.
ResponderEliminarTotalmente de acuerdo estos días algún visitante así hemos sufrido.....
ResponderEliminarTambién en Perú hay de esos seudoviajeros mirando todo desde su pedestal como si fuéramos una atracción de zoo, me revienta el hígado. ¡Piedra para la próxima! XD naa broma
ResponderEliminarSaludos
muy bueno Carlota, aunque te lo he dicho muchas veces, me encanta todo lo q escribes, pero es verdad, siempre he dicho que los que van de turismo y con la mente cerrada, vienen con una imagen de marruecos, muy fea, pero los q bajan con la mente abierta y respetando, esa gente vuelve con una imagen preciosa de un pais al que aunque piensen q es muy diferente al nuestro, no es asi, somos muy parecidos. ademas de que las personas son encantadoras, siempre tienen un hola para ti, y un vaso de té. pero bueno esperemos que las personas poco a poco vayan cambiando sus maneras de pensar.
ResponderEliminarTotalmente de acuerdo.Es un lugar que te atrapa y hace que lo recuerdes y repitas,cada vez que voy hago una limpieza de mente y te das cuenta de lo que realmente importa que son lis valores humanos y no la tontería de la que vivimos rodeados en nuestras ciudades.
ResponderEliminarEstoy encantado de lo que he leido.Sin lugar a duda ,has acertado en todo lo escrito y sobre todo cuando el viajero va en open minde
ResponderEliminarNunca escuche algo tan bonito de mi país de la boca de occidentales. Gracias.
ResponderEliminarQue realidad más grande....
ResponderEliminarMe llena de felicidad oir criticas tan positivas sobre marruecos
ResponderEliminarMi pais es maraillosa , lleno de buena gente , amable y serviable
me halaga leerte y gracias por hacer llegar la verdad sobre marruecos , cierto no todo es oro lo que reluce, pero es un pais magico
gracias
souad charifi
es siempre un placer leer este articulo una vez mas! gracias & animo Carlota!
ResponderEliminarEs genial leer te, consigues poner palabras a sentimientos y sensaciones de una manera increíble shokran
ResponderEliminarEs genial leer te, consigues poner palabras a sentimientos y sensaciones de una manera increíble shokran
ResponderEliminarYO AMO MARRUECOS! y lo amo tanto que hoy en dia lo siento todo cercano,familiar...
ResponderEliminarHoy en dia tengo un hijo mitad marroqui y me siento una marroqui mas con una nueva familia,creo que mi destino estaba escrito y era Marruecos...
MAKTUB!