Olvida por un momento las banderas. Las fronteras, los pasaportes y las aduanas. Olvídate de los colores, las razas y las religiones. Piensa sólo en niños. Niños vulnerables. Niños que según sean tratados, así serán después. Niños que según lo que se les enseñe, tendrán una idea distinta de lo que está bien y de lo que está mal. Como aquel crío palestino de 5 años al que, con un arma en sus manos, le preguntaron que para qué necesitaba eso. No vaciló ni un segundo en afirmar que ‘lo quiero para matar judíos.’ ¿Qué iba a contestar si no? Son niños, joder. Son terreno muy fácil para sembrar cualquier tipo de extremismo. No se les puede machacar a ellos por la mierda que otros les quieren meter en la cabeza. Crecen demasiado rápido, y la rabia que tienen es aún más peligrosa que la de sus mayores porque se basa en verdades a medias y secretos mal contados. Imposible de controlar.
Tenemos una responsabilidad enorme sobre lo que pase en el futuro. Y es imposible remediar los efectos de un problema sin buscar la causa. Así que no dejemos que Babilonia siga bombardeando nuestras ideas y alimentado el odio que hace mucho sembraron. Encienden el fuego, hacen que la sangre hierva, y luego se asustan de que haya llamas. Tanto unos como otros, claro. No se puede jugar con la inseguridad, la necesidad y el miedo de la gente. Y mucho menos utilizar a estos chavales como carne de cañón. Se está creando una bomba de tiempo que no sé cuándo ni dónde, pero tarde o temprano tiene que explotar.
Juzga a las mafias que se lucran de su desesperación. Y a los que permiten la existencia de las mismas. Juzga el descontrol absoluto que hay en nuestro país con la inmigración ilegal. Juzga a sus dirigentes, que tachan de racistas a los países vecinos por no acoger a los ciudadanos que han huido de su propia tierra. Juzga a los empresarios que por cuatro duros les explotan. Juzga a su rey, el séptimo más rico del mundo. Juzga al que piensa que inmigrante es sinónimo de delincuencia. Juzga a los imanes radicales. Juzga la política de brazos abiertos. Pero no les juzgues a ellos por escapar de un futuro vacío, arriesgando su vida para buscar lo que a ti lo que a ti la vida te regaló nada más nacer.
Tenemos una responsabilidad enorme sobre lo que pase en el futuro. Y es imposible remediar los efectos de un problema sin buscar la causa. Así que no dejemos que Babilonia siga bombardeando nuestras ideas y alimentado el odio que hace mucho sembraron. Encienden el fuego, hacen que la sangre hierva, y luego se asustan de que haya llamas. Tanto unos como otros, claro. No se puede jugar con la inseguridad, la necesidad y el miedo de la gente. Y mucho menos utilizar a estos chavales como carne de cañón. Se está creando una bomba de tiempo que no sé cuándo ni dónde, pero tarde o temprano tiene que explotar.
Juzga a las mafias que se lucran de su desesperación. Y a los que permiten la existencia de las mismas. Juzga el descontrol absoluto que hay en nuestro país con la inmigración ilegal. Juzga a sus dirigentes, que tachan de racistas a los países vecinos por no acoger a los ciudadanos que han huido de su propia tierra. Juzga a los empresarios que por cuatro duros les explotan. Juzga a su rey, el séptimo más rico del mundo. Juzga al que piensa que inmigrante es sinónimo de delincuencia. Juzga a los imanes radicales. Juzga la política de brazos abiertos. Pero no les juzgues a ellos por escapar de un futuro vacío, arriesgando su vida para buscar lo que a ti lo que a ti la vida te regaló nada más nacer.
Cuánta razón. Los niños son los más vulnerables y los que no se merecen lo que tienen. Hay que dejar ideologías aparte y pensar cómo deben de estar en sus países para tomar decisiones tan duras como las que toman. Qué mundo tan injusto...
ResponderEliminarUna vez más una entrada de 10. Sin duda soy fan de tu blog, ¡felicidades!
Amén, como siempre.
ResponderEliminarToda la razón. Toda toda. Pero en problema es que hay gente que piensa que (yo lo he oido vamos, no sé si tú has tenido esa 'suerte') que ciertas características como la maldad ya vienen por la raza. En fin..... juzga a esos ignorantes y encima siente pena por ellos y por su camino en el mundo.
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