29 de noviembre de 2010

CADA LOCO CON SU TEMA

No seré yo quien defienda a capa y espada a todos aquellos que un día sostuvieron orgullosos en sus manos el título de Licenciado en Medicina y Cirugía, pues muchos no son merecedores de ello.
Sí, es verdad, han invertido una cantidad incalculable de horas en conseguirlo con más o menos esfuerzo y capacidad, pero esto no los hace mejores profesionales. Ni mejores personas.

A pesar de todo, me duele saber que probablemente la nuestra sea la profesión más insultada.
Allá donde pongas la oreja habrá alguna persona quejándose de los médicos, de lo fácil que es diagnosticar y tratar las enfermedades y lo mal y lento que lo hacemos. ¡Y encima ponemos mala cara!
Aunque no todas las especialidades son consideradas la misma mierda. En todo hay categorías y no íbamos a ser menos.
La cirugía parece algo más complicado y, por eso, los cirujanos (gracias en parte a las series de televisión que los muestran como series superiores) son algo más respetados y su trabajo no siempre " puedo hacerlo yo sin haber estudiado nunca Medicina."
Sin embargo, otras ramas como la radiología (¿Pero es que eso no se ve en una radiografía? Seguro que sí, y seguro que el inútil del médico se lo ha dejado pasar.") o la medicina de familia, reciben muchas más burlas.




Como colectivo, los médicos (y cirujanos) somos unos borrachos prepotentes que jugamos a ser Dios. Muy bien señores, si de verdad es esto lo que creen, espero que no acudan corriendo a urgencias, al médico de su centro de salud o a un especialista cuando le duela un poco la punta del pelo. O cuando a su hijo lo tengan que operar para que no muera.

Como he dicho al principio, sé perfectamente que hay médicos que no hacen bien su trabajo, que no se lo toman en serio, que son unos impresentables.
Entiendo que si a lo largo de su vida se topan con alguno de estos sujetos, se enfaden y echen pestes de todo y contra todo pero, me gustaría que también se parasen a pensar un poco, y dirijesen su ira contra los que se la merecen.
Sé que no sirve de nada y que puede resultar ridículo, pero me gustaría pedir perdón por todos aquellos errores que se comenten, errores que podían haber sido evitados y que a mí también hacen que me hierva la sangre.


Estoy cansada de escuchar o leer todos los días las mimas historias: "A ver, yo no seré médico, pero no creo que sea tan difícil saber qué es lo que le pasa a Pepito."
Estudiamos una carrera muy dura (como tantas otras) y pasamos el resto de nuestra vida formándonos para intentar mejorar los diagnósticos, los tratamientos, al fin y al cabo, cualquier cosa que nos sirva para ayudar más a nuestros pacientes.

No me gustaría que se tomara este texto como una apología barata de la superioridad de la profesión médica. Todo lo contrario.
Los que me conocen saben que estoy en contra de todas esas gilipolleces.
Pero me gustaría remarcar que, debajo de esa bata o pijama, hay personas que se levantan cada día para dar lo mejor de sí mismos a un trabajo que no siempre es fácil.

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