Si hay una razón para seguir viendo la televisión en España,
esa es sin duda, la emisión del programa ‘Salvados’ de La Sexta. Hace unas
semanas nos sorprendió con un experimento sobre el 23-F que a más de
uno nos pareció sencillamente brillante. Una prueba clara de lo fácil que es
moldear mentes, inculcar ideas y verdades absolutas y que la gente se las
trague sin hacer la más mínima pregunta.
Hasta momento creía que había sido el mejor programa que se
había emitido en los últimos años, pero
‘El otro lado de la valla’, contando de
forma completamente transparente
la escandalosa realidad que rodea al monte Gurugú y a la valla que separa a Europa de África, es
la hora de televisión más
coherente que he visto en mi vida en un canal comercial en España. Ponerle
rostro y voz a un problema tan horrible era necesario y, como suele ser
habitual, el programa revolucionó las redes sociales. Parece que despertó más
de una conciencia, pero espero que no se quede en una noche de retweets y
consiga que más de uno se dé cuenta de que estamos del mismo lado que los miles
de subsaharianos que han entrado y entrarán en nuestro país, aunque nos quieran hacer ver lo contrario. Que cuando delante de vosotros se vuelva a hacer un comentario salido de tono lo cortéis por lo sano. Que cuando os crucéis con esta gente no dejéis que los años que habéis vivido infectados por la televisión sean más fuertes que vuestra capacidad para ser personas y para comportaros como tal.
Actualmente sólo el 5% de inmigrantes irregulares entra en España por
Ceuta y Melilla. Pero toda la atención se centra en ellos. ¿Casualidad? No lo creo. Los medios de comunicación no dejan de repetir términos como invasión, avalancha y asalto a la valla… En 2005 llegaron a España más de 40.000 africanos y en 2013 apenas hubo 3.600 entradas. ¿Por qué ahora se le llama invasión y hace casi 10 años era sólo una noticia más? Supongo que habrá
un interés especial en seguir criminalizando al negro y hacerle creer al blanco
que todos sus problemas derivan de que los subsaharianos emigren a Europa y no de los abusos de poder sistemáticos y la corrupción como forma de vida de los dirigentes a los que votan. Es ABSOLUTAMENTE I.N.C.R.E.Í.B.L.E cómo se indigna el personal al ver a alguien que, rodeado de mierda, lucha por sobrevivir - que no vivir - y lo poquito que se indignan al ver cómo gente podrida de pasta y de poder, a la que hemos elegido, nos quita nuestro dinero y nuestros derechos para seguir bañándose en billetes. Pero eso a la gente se la pela por completo. O eso o nos hemos vuelto locos, una de dos.
¿De verdad nadie se ha parado a pensar que si realmente se
quisiera evitar que estas personas llegaran a Europa ya se habría construido,
qué sé yo, un muro de hormigón de varios metros de altura? No sería la primera
vez… Nadie duda de la capacidad física de estos hombres pero tampoco tienen
superpoderes, aunque a veces lo parezca. Ha quedado más que demostrado que ni las vallas,
ni las cuchillas, ni las nuevas mallas antitrepa evitan que sigan pasando,
algunos hasta con tobillos, muñecas y tibias rotas. Entonces… ¿por qué no se buscan
otras alternativas? A ver si va a ser que, de alguna forma, interesa seguir
utilizando a esta gente para no dejar de tener titulares alarmistas y portadas que rellenar
que permitan seguir sembrando el odio, el racismo y el miedo.
Como bien dice Sergi Cámara, Marruecos hace de portero de discoteca con España y no hace falta ser demasiado lumbreras para darse cuenta de que si en su momento llegaban desde las costas marroquís cientos de embarcaciones de madera con decenas de inmigrantes a bordo - utilizados como moneda de cambio - era por que interesaba que así fuera y no porque todos los guardias, con furgones, perros, teléfonos, cámaras y radares, fueran ciegos. Y a día de hoy, si realmente se quisiera, se limpiaría el monte Gurugú en una tarde. Pero, oh sorpresa, eso no ocurre. ¿Por qué? Tú mismo...
“La solución no está en la Guardia Civil”. Es evidente que culpabilizar al último eslabón de la cadena es muy injusto, pero si no
son parte de la solución… al menos que tampoco sean parte del problema. Ver a la policía marroquí golpeando a inmigrantes colgados
de la valla, mientras la sacuden para agilizar la limpieza, y a la policía española
impidiendo que se grabe lo que está ocurriendo es una prueba más que demuestra lo bien que se coopera
cuando interesa y la no-transparencia que hay en Ceuta y Melilla.
"¿Y qué come esta gente durante los meses que viven en el monte Gurugú?" - dicho con toda la mala leche del mundo. Hasta ahora la versión más extendida era 'pues de lo que roban'. Es innegable que su llegada genera problemas en la zona de Marruecos en la que se encuentran y que su presencia ha hecho que el racismo aumente. De vez en cuando se producen robos en pueblos y ciudades cercanas pero, llamadme inocente, yo creo en el ser humano y dudo mucho que alguien robe comida - u otro objeto que pueda ayudarle a pagar esa comida - por gusto y para joder al vecino. No digo que esté bien, digo que no se le puede decir a un hambriento lo que debe hacer a no se que se esté dispuesto a alimentarle. Viendo los comentarios de algunos supongo que soy la única miserable que robaría comida antes que morirme de hambre. Aún así, a pesar del rechazo que pueden sufrir entres los magrebíes, como bien reconoce uno de los jóvenes subsaharianos en el vídeo, aparte de lo que encuentran en la basura y en el bosque/campo, es la gente de Marruecos - a menudo en las propias mezquitas - la que les proporciona comida y agua.
"No sabía que había que cruzar una valla para atravesar la frontera." Para mí, una de las caras más tristes de toda esta situación. Sus compatriotas han pasado exactamente por lo que viven ellos pero 'lo que vivimos aquí no se lo decimos a nadie. Es un secreto entre nosotros'. El dolor, la frustración, el orgullo y el engaño que sufren al toparse con la realidad hace que muera con ellos una vivencia que haría que muchos de sus amigos y familiares se replantearan el viaje.
"No somos monstruos, somos personas como los españoles." Y nunca dejará de llamarme la atención que seamos nosotros los que tenemos miedo y no ellos. Son seres humanos, con una familia que llora por su situación y con sueños basados en lo que han vivido, que buscan un futuro digno huyendo de un país colonizado y explotado. La riqueza del Norte empobrece al Sur y lo que aquí consumimos es lo que financia esa explotación y les lleva a saltar una valla que también financiamos. Si bien es prácticamente imposible dejar de consumir, en el peor sentido de la palabra, viviendo donde vivimos, al menos que nunca nos falte la decencia, la dignidad y la humanidad para no tratar como animales a personas que viven como viven para que nosotros vivamos como vivimos.
"En el desierto del Sáhara se nos acabó el agua y la buscábamos allí donde iban los camellos a beber". "Mi hermano pequeño estaba entre la multitud y fue arrollado por el coche de policía que aceleró para aplastar a la gente." Si alguien, aunque sólo fuera por un momento, se pusiera en el lugar de esta persona no habría tantos millones de ignorantes soltando barbaridades por la boca.
Pero si me tengo que quedar con un momento de todo el programa sería ese en el que algunos de los inmigrantes del CETI (Centro de Estancia Temporal de Inmigrantes) escuchan a sus compañeros gritar desde lo alto de la valla 'Bosa, Bosa' (Victoria, Victoria) y llegan corriendo hasta donde se encuentran. Una de ellos es Mirelle, la joven camerunesa de 15 años que se ha convertido en la primera mujer en saltar la valla. Si todavía estás vivo anoche se te debieron poner los pelos de punta al ver el sufrimiento y la alegría en estado puro. Sus lágrimas y sus cánticos nos recuerdan que, si aún queda algo de humanidad, los chicos del monte Gurugú no deberían ser los únicos con problemas para conciliar el sueño...