¿Estamos los españoles preparados para ser felices? Excelente artículo que rebosa sensatez y dignidad, algo que la sociedad española no acaba de digerir. Estamos educados en el vasallaje y la subordinación, y no somos conscientes de que somos personas libres y debemos ejercer nuestros derechos y obligaciones.
"Somos demasiado jóvenes para ser TAN infelices, sí. Y demasiado mayores también para vivir sin esperanzas de ver un cambio. Demasiada infelicidad para que una minoría se lucre sabiendo que lo hacen tan injustamente a costa de provocar carencias en la mayoría.
Nos sentimos atenazados y casi sin respiración. Tan infelices. Y no queremos ni merecemos estarlo. Cada uno de acuerdo con sus circunstancias aspira a realizar sus objetivos y cuesta hacerlo cuando pende sobre nosotros la amenaza de la arbitrariedad, una profunda sensación de inseguridad, abuso y desafuero. De estafa. Cada recorte ha supuesto un tajo a las expectativas de mucha gente. Demasiado jóvenes para haber tenido que abandonar España, casa, familia y amigos. Para no poder emanciparse aquí. Para cometer la locura de hipotecarse y quedarse sin trabajo o rebajado el sueldo que no permite afrontar ese compromiso-argolla. Para emprender un negocio viendo cuántos echan la persiana a los pocos meses, quedando entrampados. Demasiada precariedad para tener un futuro.
Cuanto toca este gobierno parece estar destinado a no dar la puntada sin el hilo que teje el lucro de unos pocos, aunque se prive de servicios públicos y derechos esenciales a la ciudadanía. Todo cuanto nos hace felices es considerado un lujo al que no tenemos derecho y se nos da por caridad. Así obran con la educación, a todos los niveles. Con la salud, introducido ya el concepto de que hay medicamentos demasiado caros para enfermedades que amenazan la vida. Los enfermos son tan infelices. Los agraviados son tan desgraciados.
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Lo que está ocurriendo a la sociedad española es de no creer. Aún tiene el valor la jefa oficiosa de Europa de venir a avalar semejantes atropellos. Pasando por encima de los deseos de mayor democracia que manifiesta la sociedad española cada vez con más intensidad. En una palabra, lo que los alemanes no le tolerarían. Ahí está la clave, pocos países con más necesidad de educarse en ciudadanía y en trabajar por el bien común como la española. Tan infelices. No es solo una sensación incómoda, es la intensidad que crece al mismo ritmo que disminuyen nuestras esperanzas. Queremos volver a ver a los niños iniciar el curso sabiendo que serán educados en calidad e independencia. Que comerán (a lo que hemos llegado ¿eh?). A los jóvenes trazar su vida con bases sólidas, en el país que elijan, no obligados al exilio económico. Tenemos derecho a que nuestros impuestos se inviertan en nuestras necesidades. A medicinas y tratamiento si estamos enfermos, a una pensión digna para que la cotizamos.
No soportamos la idea de la caspa renacida, de este inmenso retroceso, de esta involución que creíamos ya superada. Resulta imperioso erradicar este agobio de vivir entre los fantasmas que pensábamos habían quedado muy atrás. Queremos sentirnos seguros con el gobierno que la mayoría –la real- elija, sin temer que nos estafe, nos engañe, nos robe y nos insulte. O apalee y multe arbitrariamente la crítica. Queremos tener un gobierno íntegro, decente. Y queremos que la justicia se limpie de contaminaciones políticas para que ataje las conductas desviadas y erradique esta aplastante, inmovilizadora, sensación de que muchos delincuentes gozan de enorme impunidad. Queremos verlos responder ante lo que han hecho.
No es irremediable, no es una condena a acatar. Ya está bien de replegar las alas, buscar paliativos, confiar en el posibilismo, templar gaitas a los insensatos que nos mantienen en esta situación Y temer o despreciar a quien deberíamos respetar como ejemplo de ciudadanía.
Demasiado humanos - con nuestro cerebro, sensibilidad, fuerzas y quebrantos - para ser tan infelices porque así lo decide gente a la que no le importamos. Por la indiferencia y el incivismo de quienes son capaces de aceptar cuanto les echen. Precisamos volar sobre tanta miseria, remontar la adversidad que nos han impuesto. El horizonte es ser TAN felices como podamos."
Artículo original de Rosa María Artal:
http://www.eldiario.es/zonacritica/Demasiado-jovenes-infelices_6_296130394.html