Hasta hoy siempre había hablado de todo aquello que me encanta en Marruecos y que hace que cada día me sienta más en mi salsa cuando estoy aquí. Pero no todo es maravilloso, ni mucho menos. Siempre hay una parte más oscura y, en mi opinión, la religión mal aplicada, la corrupción, el machismo, especialmente entre las mujeres, y la monarquía, son los problemas fundamentales.
La corrupción es una gran lacra y con unos billetes por delante puedes entrar el primero a la consulta del médico o conseguir que el policía de turno haga como que no ha visto nada. Eso a pequeña escala, claro. Si en los altos niveles en España parece que ya no se libra ni uno, en Marruecos es un sálvese quién pueda en toda regla.
Y, como no, el rey. El adorado rey de Marruecos, el séptimo más rico del mundo. Es innegable que comparado con su padre Hassan II, Mohammed VI es un ángel caído del cielo. Pero de ahí a que no sólo no se le tache de sin vergüenza, sino que encuentres fotos y muestras de respeto hacia él allá donde vayas… Tela, ¿eh? ¡Tela! El monarca es la máxima autoridad, la figura sagrada. Es el rey, es el presidente, es el mayor empresario del país, es el puto jefe, es el puto amo… Él y su gente lo abarcan todo. Bien es cierto que está colaborando y ayudando a Marruecos a su manera pero, objetivamente, no merece ni lo más mínimo el enorme cariño del pueblo.
Para hablar, criticar y opinar sobre cualquier cosa en este
país hay que terminar hablando del Islam. Y para mí ese es el problema. No la
religión en sí misma que, bien llevada, es hasta inofensiva. El berenjenal se
prepara cuando las creencias religiosas pasan a ser la ley y cuando para hablar de
política, de cultura, de economía o de educación necesitas también hablar de religión. Y es que el Islam no es sólo una religión, es un sistema de vida, es un orden social.
La corrupción es una gran lacra y con unos billetes por delante puedes entrar el primero a la consulta del médico o conseguir que el policía de turno haga como que no ha visto nada. Eso a pequeña escala, claro. Si en los altos niveles en España parece que ya no se libra ni uno, en Marruecos es un sálvese quién pueda en toda regla.
El machismo está presente en muchas situaciones entre los
marroquís, a menudo entendido como
‘costumbre’ o ‘tradición’ pero machismo puro y duro desde una visión externa
y objetiva. Lo triste es que las mujeres son tanto o más machistas que los hombres, de ahí que el problema sea tan difícil de solucionar. Siendo visitante y europea la cosa cambia bastante y, especialmente al
principio, nunca faltará un hombre que te abra la puerta, te ayude con la
maleta, te ceda su sitio o haga todo lo posible por hacerte sentir a gusto, especialmente entre las familias más pobres.
Y, como no, el rey. El adorado rey de Marruecos, el séptimo más rico del mundo. Es innegable que comparado con su padre Hassan II, Mohammed VI es un ángel caído del cielo. Pero de ahí a que no sólo no se le tache de sin vergüenza, sino que encuentres fotos y muestras de respeto hacia él allá donde vayas… Tela, ¿eh? ¡Tela! El monarca es la máxima autoridad, la figura sagrada. Es el rey, es el presidente, es el mayor empresario del país, es el puto jefe, es el puto amo… Él y su gente lo abarcan todo. Bien es cierto que está colaborando y ayudando a Marruecos a su manera pero, objetivamente, no merece ni lo más mínimo el enorme cariño del pueblo.
Y ya puestos a criticar, cabe destacar que Mohammed VI es - igual que lo era su
padre hace unos años - gran amigo de los reyes de España. Hasta tal punto que Juan Carlos I llegó a confesar entre lágrimas, en el entierro de Hassan II, que le consideraba como a un hermano. ¡Que me aspen! Eran amigos íntimos, igual
que también lo eran Gadafi o Mubarak hasta que de la noche a la mañana resultó
que eran unos criminales y se rompieron todas las relaciones.
Mientras los medios de comunicación se empeñan en enfrentar al pueblo marroquí con el español, tanto unos monarcas como otros siguen haciéndose regalos sin sentido, como caballos de pura raza árabe o móviles de última generación con letras talladas en oro, siguen alojándose en palacios ajenos y siguen negociando con lo que no les pertenece. Y ya va siendo hora de que la gente se empiece a dar cuenta de que el enemigo a temer casi nunca viene en patera. Viene en limusina...
Mientras los medios de comunicación se empeñan en enfrentar al pueblo marroquí con el español, tanto unos monarcas como otros siguen haciéndose regalos sin sentido, como caballos de pura raza árabe o móviles de última generación con letras talladas en oro, siguen alojándose en palacios ajenos y siguen negociando con lo que no les pertenece. Y ya va siendo hora de que la gente se empiece a dar cuenta de que el enemigo a temer casi nunca viene en patera. Viene en limusina...
No solo es que sea ley es que es todo. la familia, la vida en general.... el Islam lo hace todo.
ResponderEliminarY el machismo. Esa tendencia a considerar inferior a la mujer my que ellas mismas traten a los hombres de su familia como seres superiores aunque a veces sean unos ceporros, pero hombres al fin y al cabo. O el hecho de que los malos tratos sea una cosa tan naturald e la que las mujeres hablan riendose.
De hecho eso seria me interesaria hablarlo contigo, tu que vives con la clase alta. Supongo que el machismo sera mucho menos.... pero no dudo que lo haya. Un besito guapa
Carlota!!!!!
ResponderEliminarhe leido esto y viendo lo que estoy viendo en Mexico, sisi, en Mexico, un pais hispano, con tradiciones hispanas y demas, tendrias que ver que raices quedan aun del machismo, que ellos ni lo consideran!
Cuando vuelva ya te contare de est y mucho mas!! Que no deja de ser un pais increible!!!!!!
El islam es perfecto , las personas no lo son :)
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