Pero ahora las cosas van muy mal y pronto va a tener que
dejar su tienda, porque con lo que gana no es suficiente para pagar el
alquiler, las facturas, el transporte y todo lo que vivir en una ciudad como
esta conlleva. Es imposible ahorrar aquí
y en el momento en el que te quedas sin trabajo estás muerto. Esta mañana,
cuando he ido a comprar y a charlar con ella como muchos días, ha venido el dueño a meter
presión, a pedir lo que es suyo, lo que Nora no le puede dar. No business, no business. Y en cuestión de
días su tienda cerrará, para siempre.
No sabe qué va a hacer, tiene la sensación de haber perdido
mucho tiempo de su vida para nada. Trabajando más de 12 horas cada día
para pagar una casa y comer. Y eso no es manera de vivir. Su mayor deseo es
volver a su país, con su gente, su idioma, su clima, su comida… Volver a un
país en el que pueda vivir el Islam como ella cree que debe hacerlo y donde pueda
disfrutar un poquito más de la vida. Pero no tiene suficiente dinero para comprar tan deseado billete de ida.
No perderemos el contacto porque intentaremos saber siempre
la una de la otra y sé que muy pronto nos volveremos a ver, quizá en torno a
una mesa con harira, dátiles, zumo de frutas y alguno de esos platos típicos que
intentaba hacerme aprender a cocinar. Ha vivido muchas cosas y sabiendo lo que
sabe de mi vida me ha dicho que no pierda el tiempo, que aprenda todo lo que
pueda, que conozca gente que me haga feliz, que olvide todo lo que no necesito,
que ahorre siempre que sea posible, que nunca piense en dinero antes que en todo lo
demás y que vaya donde vaya me desea lo mejor. Inch’allah, Nora. INCH'ALLAH!
Ay pobre Nora. Y como sigue? Has hablado más con ella?
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