3 de julio de 2017

LA ESCLAVITUD HAY QUE ABOLIRLA, NO REGULARLA

“Me parece muy injusto que vosotras, las mujeres, por el mero hecho de tener la capacidad de dar a luz, podáis ser madres solteras yendo a un banco de inseminación artificial. Quizás es una aberración aceptar la gestación subrogada, pero a los hombres nos ponen infinidad de trabas para poder adoptar y ser padres. Habláis mucho de la igualdad pero no lucháis porque podamos hacer las mismas cosas”.

Luchar por la igualdad es luchar por la igualdad de derechos y libertades, no por satisfacer los deseos particulares de cada individuo. Ser padre/madre no es un derecho, es un privilegio. Un privilegio que no está al alcance de todas. Mucho menos de todos. Es un deseo. Un deseo que, defendiendo la gestación subrogada, choca frontalmente, de nuevo, con la libertad de la mujer. Un deseo no puede implicar en ningún caso utilizar a otra persona para conseguirlo. Mucho menos a costa de capital. Mucho menos sabiendo que la maternidad es la principal causa de mortalidad femenina en numerosos países. Países en los que, paradójicamente, abundan las mujeres dispuestas a alquilarse. Todo muy casual.


Si partimos de la base de que vivimos en un mundo capitalista del que, tristemente, no podemos formar parte sin dinero, cualquier decisión que implique contratos y, sobre todo, billetes, no puede ser considerada una decisión libre. Mucho menos cuando tus necesidades básicas no están cubiertas. Mucho menos cuando una parte de la población, privilegiada por poder comprar, día sí día también, quiere sentenciar que es libre aquella parte del mundo que, por el lugar que ocupan en el sistema, sólo tienen la opción de vender(se).

Si tú necesitas un riñón, podrás luchar por fomentar la donación de órganos. Podrás luchar por hacer campañas que ayuden a concienciar a la población. Pero jamás deberías poder luchar por comprar el riñón de una persona que “libremente” acepta venderte el suyo. ¿Quién pondría en riesgo su salud y su vida por satisfacer un deseo tuyo a cambio de dinero? Efectivamente, sólo aquel que realmente necesite dinero. Por eso, si tu deseo y tu lucha por conseguirlo implican aprovecharte de la pobreza y la necesidad de otro, sintiéndolo mucho, tu deseo no puede ser concedido. Es importante empezar a aceptar que no se puede tener todo en esta vida. Mucho menos a costa de los demás, mucho menos a base de capital.

Hay que luchar, yo la primera, por erradicar la desigualdad. No por legalizarla. Hay que luchar, yo la primera, por abolir la esclavitud. No por regularla.

1 comentario:

  1. Muy lúcida tu aportación a tan polémico tema. Aplaudo tu acertada reflexión.

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