6 de febrero de 2010



"Y, aunque me pareciera increíble, dentro de mí se abría camino la idea de que, sin saberlo, ella era el refugio que había estado buscando desde que huí de Europa. Cuando la miraba y nada más, cuando la tocaba y nada más, en esos momentos, las crueldades del faro no existían. Y podía constatar, asombrado de mí mismo, que ni siquiera me importaba que pudiera ser más o menos humana, más o menos mujer.
Es mentira: el séptimo día el buen Dios no descansó. El séptimo día la hizo a ella y nos la escondió bajo las olas."
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