PASTILLAS CONTRA EL DOLOR AJENO

Nunca me gustó demasiado dar consejos ni decirle a la gente cómo debe o no debe actuar. Creo que, lejos de hacer un favor, cortas la libertad de la persona y, de algún modo, le quitas el derecho a equivocarse. Todos somos ya mayorcitos para saber lo que tenemos que hacer en cada momento, y si no lo sabemos ya lo aprenderemos, que para eso estamos. Buscamos siempre el camino más cómodo y se nos olvida que, a la larga, sólo somos lo que hemos vivido y no lo que nos han contado.

A día de hoy no creo en el destino. Bueno, no es que no crea, es que prefiero no creer. Pero estoy completamente segura de que todo lo que sucede, sucede por una razón y tiene sentido por sí mismo. Por eso he aprendido que, sin desatender nunca a la cabeza, hay que actuar de corazón. Dejemos ya de lado los dobles sentidos, los intereses y las intenciones ocultas. Hay que ser fiel y legal con los demás, pero sobre todo con uno mismo. Hay que ser leal tan sólo a lo real. Lo que tenga que pasar va a pasar, pero si nos empeñamos en forzar situaciones y en tratar de evitar que ocurran ciertas cosas lo único que conseguimos es retrasarlo todo. Y si algo tiene que doler, mejor que duela ya ¿no?


Dice Sharif que no le preguntemos qué va a hacer, porque no lo sabe. ‘El momento siempre me dijo lo que debía hacer.’ ¿Cuántas veces nos empeñamos en pensar qué diríamos si ocurriera tal cosa, o qué haríamos si nos cruzáramos con cierta persona, o cómo nos comportaríamos ante tal situación...? Pensamos y pensamos, y así no avanzamos. No sirve de nada y si encima te preocupas ya tienes dos problemas (‘tres si no comes’). Porque cuando crees tener todas las respuestas el Universo te cambia todas las preguntas. Queremos tenerlo todo bajo control y, por suerte, hay millones de cosas que se nos escapan. Así que no te precipites. Relájate, vive tranquilo y déjalo estar. 'Déjalo fluir con suavidad.'

Madurar es saber ser flexible sin perder tu personalidad. Es adaptarse a los cambios inesperados y actuar de forma natural conforme a lo vivido. Que siendo valiente es como se aprender a ser prudente. Madurar es ser consecuente con tus actos y saber utilizar los errores ya cometidos en beneficio propio. Que si actúas con la razón seguramente te equivocarás menos, pero si actúas de corazón nunca te habrás traicionado. Y de eso se trata, joder. De poder dormir tranquilo sin discutir con la almohada.

Imagen: http://www.jfpetersphoto.com/#/work/inshaallah/JohnFPeters_BDMOROC_5252