"Hola, Carlota.
Te sigo desde hace un tiempo y me gusta mucho todo lo que defiendes. Últimamente, con el tema de la gestación subrogada, me entran ganas de escribir algún comentario entre tanto sinsentido, pero no lo hago porque no me gusta que la gente de mi Facebook pueda leer ciertas cosas de mi vida privada, de la que soy muy celosa. No me gusta hacer referencia a algo tan personal de mi vida, porque la gente sólo curiosea para hacer daño.
Aún así, me gustaría darte mi punto de vista por si lo quieres publicar. Pero, por favor, siempre de forma anónima. Yo soy una de esas mujeres de las que decís que todos se ponen en su lugar cuando se habla de este tema. Es decir, de la que no puede tener hijos. Soy mujer, soy infértil y deseo por encima de todo ser madre algún día. Lo deseo por encima de todo, pero no a costa de cualquier cosa. Tengo una enfermedad crónica que me produce metástasis en mis órganos reproductivos. Pero no tengo derecho a comprar un bebé. Tampoco tengo pareja y la Seguridad Social no me cubre un proceso de fertilidad. Pero no tengo derecho a comprar un bebé. Mi moral y mis principios están por encima de mis deseos. Quiero ser madre, pero no a costa de la explotación y la mercantilización, una vez más, del cuerpo de otra mujer. ¿Quién soy yo para hacer eso? No todo en esta vida se puede comprar y si la vida de una persona entra en mercado, entonces prefiero bajarme de este mundo. Deseo con todas mis fuerzas ser madre y, precisamente por eso, no me entra en la cabeza que alguien pueda pedirle a otra mujer que se quede embarazada de su hijo para luego arrebatárselo. ¿Alguien piensa en esa mujer? Es evidente que si lo hace es por dinero y necesidad. ¿Quién va a querer desprenderse libremente de algo tan íntimo como el bebé que ha gestado durante 9 meses?
Como mujer, estoy harta de que siempre se comercialice con nuestro cuerpo, con las mujeres. No sólo para alquilar vientres, sino para vender cualquier cosa insignificante como música, ropa o una simple fregona. Siempre nosotras. Siempre. Además de mujer, soy “seño”. Soy maestra y por encima de nuestros deseos como mujeres, deberían estar los derechos de los niños. Como adultos, debemos luchar para preservarlos. ¿Nadie piensa en cómo les afectará a esas criaturas el saberse hijos de un vientre de alquiler? ¿Nadie piensa en cómo gestionarán, a medida que crezcan, la idea de que unos pagaron y otros cobraron por tenerlo? ¿Nadie piensa en cómo asumirán la idea de que si hubieran nacido con algún problema, les habrían enviado directos a un orfanato? ¿Nadie piensa en cómo les puede sobrepasar el saber que sus padres pagaron a una empresa para que otra mujer se quedara embarazada de ellos por un porcentaje del total?
Por favor, dejemos de mirar sólo nuestro ombligo y, si de verdad queremos ser padres, luchemos, con dignidad, para que existan vías que nos permitan conseguirlo. Luchemos, con conciencia, para no tener que explicarle nunca a nuestros hijos que nacieron porque compramos a una mujer durante meses para que nacieran. Hijos del mercado".
Te sigo desde hace un tiempo y me gusta mucho todo lo que defiendes. Últimamente, con el tema de la gestación subrogada, me entran ganas de escribir algún comentario entre tanto sinsentido, pero no lo hago porque no me gusta que la gente de mi Facebook pueda leer ciertas cosas de mi vida privada, de la que soy muy celosa. No me gusta hacer referencia a algo tan personal de mi vida, porque la gente sólo curiosea para hacer daño.
Aún así, me gustaría darte mi punto de vista por si lo quieres publicar. Pero, por favor, siempre de forma anónima. Yo soy una de esas mujeres de las que decís que todos se ponen en su lugar cuando se habla de este tema. Es decir, de la que no puede tener hijos. Soy mujer, soy infértil y deseo por encima de todo ser madre algún día. Lo deseo por encima de todo, pero no a costa de cualquier cosa. Tengo una enfermedad crónica que me produce metástasis en mis órganos reproductivos. Pero no tengo derecho a comprar un bebé. Tampoco tengo pareja y la Seguridad Social no me cubre un proceso de fertilidad. Pero no tengo derecho a comprar un bebé. Mi moral y mis principios están por encima de mis deseos. Quiero ser madre, pero no a costa de la explotación y la mercantilización, una vez más, del cuerpo de otra mujer. ¿Quién soy yo para hacer eso? No todo en esta vida se puede comprar y si la vida de una persona entra en mercado, entonces prefiero bajarme de este mundo. Deseo con todas mis fuerzas ser madre y, precisamente por eso, no me entra en la cabeza que alguien pueda pedirle a otra mujer que se quede embarazada de su hijo para luego arrebatárselo. ¿Alguien piensa en esa mujer? Es evidente que si lo hace es por dinero y necesidad. ¿Quién va a querer desprenderse libremente de algo tan íntimo como el bebé que ha gestado durante 9 meses?
Como mujer, estoy harta de que siempre se comercialice con nuestro cuerpo, con las mujeres. No sólo para alquilar vientres, sino para vender cualquier cosa insignificante como música, ropa o una simple fregona. Siempre nosotras. Siempre. Además de mujer, soy “seño”. Soy maestra y por encima de nuestros deseos como mujeres, deberían estar los derechos de los niños. Como adultos, debemos luchar para preservarlos. ¿Nadie piensa en cómo les afectará a esas criaturas el saberse hijos de un vientre de alquiler? ¿Nadie piensa en cómo gestionarán, a medida que crezcan, la idea de que unos pagaron y otros cobraron por tenerlo? ¿Nadie piensa en cómo asumirán la idea de que si hubieran nacido con algún problema, les habrían enviado directos a un orfanato? ¿Nadie piensa en cómo les puede sobrepasar el saber que sus padres pagaron a una empresa para que otra mujer se quedara embarazada de ellos por un porcentaje del total?
Por favor, dejemos de mirar sólo nuestro ombligo y, si de verdad queremos ser padres, luchemos, con dignidad, para que existan vías que nos permitan conseguirlo. Luchemos, con conciencia, para no tener que explicarle nunca a nuestros hijos que nacieron porque compramos a una mujer durante meses para que nacieran. Hijos del mercado".